sábado, 9 de febrero de 2013

Misterios de la Esfinge y las Pirámides de Giza



Misterios de la Esfinge y las Pirámides de Giza





Los egiptólogos y arqueólogos modernos, en su búsqueda por evidencia que pueda explicar los pormenores de la antigua civilización egipcia, han podido encontrar artifactos que supuestamente datan eventos prehistóricos e históricos desde del sexto milenio A.C., reflejado en sus descubrimientos de antiguas dinastías. Es por eso que este cuerpo de científicos han determinado que la construcción de las pirámides de Giza y de la Esfinge, fueron probablemente construídas durante disnastías más recientes, probablemente alrededor del tercer milenio A.C., alrrededor de la época en que supuestamente se habían descubierto los metales. Desafortunadamente, este cuerpo de científicos ha llegado a un obstáculo en términos de ideologías, pues ciertos hallazgos en los campos de la geología y astronomía, contradicen por completo las explicaciones de los hallazgos hechos por los egiptólogos.



Por ejemplo, en la década de los 90’s del siglo XX un grupo de geólogos americanos estudiaron a fondo la Esfinge, la famosa y gigantezca escultura tallada de una sola roca de piedra caliza, la cual mide 240 pies de largo por 66 de alto, y está localizada al oeste del Río Nilo. Estos geólogos estudiaron a fondo los patrones de erosión de esta gran roca, y encontraron que la roca estaba muchísimo más erosionada que otras estructuras hecha del mismo tipo de piedra, y que están localizadas cerca de esta estatua. Los geólogos calcularon que la piedra fue probablemente esculpida en el año 10,000 A.C., basado en los patrones de erosión. También dilucidaron que para haber existido tales patrones de erosión en la roca, que el clima y la flora de ese lugar eran probablemente similares a los habidos en tierras tropicales (y no desérticas), particularmente en los milenios cercanos al tiempo de su construcción.

Los astrónomos han sido igual de irreverentes con los pobres egiptólogos. Basados en estos cálculos razonables hechos por los geólogos, algunos astrónomos modernos recientemente han utilizado herramientas provistas por programas de astronomía para computadoras, y han retrazado la apariencia de los cielos antiguos para el mismo período, alrrededor del 10,000 A.C. Lo que han encontrado fue facinante.

De acuerdo a los modelos representados por estos programas de astronomía, y tomando en cuenta el despacio movimiento de oscilación circular de la tierra, los astrónomos modernos han encontrado que la constelación de Leo aparecía exactamente hacia el este en el día de equinoccio de primavera, antes de que el sol saliera por la mañana, en el antiguo Egipto del año 10,500 A.C. Si estas calculaciones son ciertas, entonces esta construcción tomó lugar durante la era de Leo (desde entonces la humanidad ha pasado por las eras de Cancer, de Gemini, de Tauro, de Aries, y de Piscis, cada una durando aproximadamente 2,160 años). Quién quiera haya sido el autor de esa escultura tuvo la oportunidad de ver a esa estatua presenciando su propia imagen en las estrellas del amanecer durante la simbólica fecha del equinoccio.



Otro detalle interesante con respecto a la edad de esta antigua civilización también proviene de los descubrimientos de los astrónomos y sus modelos de computadoras. Se sabe que la posición de las tres gran pirámides de Giza con respecto a ellas mismas aparenta ser un diagrama en escala de la posición de las estrellas en la correa de la constelación de Orión.



En la pirámide de Keops, en el lado sur de la estructura, hay un ducto que conecta a la superficie de la pirámide con la recámara del Faraón. Cuando este ducto de menos de 5 pulgadas de diámetro fue descubierto se creía que era un pasaje para la ventilación. Sin embargo, astrónomos contemporáneos calcularon la posición de las estrellas de la correa de Orión tal y como se verían en el cielo en el año 10,500 A.C. y se llevaron tremenda sorpresa. Debido a la lenta oscilación de la tierra, los astrónomos descubrieron que la constelación de Orión se encontraba a un ángulo mucho más bajo en el antiguo cielo del año 10,500 A.C que lo que se encuentra hoy en día. Por medio de modelos y cálculos descubrieron que las tres estrellas de la correa de Orión podían ser vistas desde la racámara del Faraón a través del ducto en el 10,500 A.C., hazaña imposible en el día de hoy.


El hombre con su capacidad creativa sin límites, en el aquel entonces del amanecer de la civilización, nos ha demostrado a través de los portales del tiempo que hay ciertos lenguajes universales que son entendidos por todos, incluyendo el idioma de las estrellas. Implícitamente, estos descubrimentos utilizando conocimientos científicos señalan que el uso de herramientas de metal, y por ende, la existencia de la civilización, han sido establecidos por muchísimo más tiempo que lo estimado. Si algún día logramos deshacernos de las creencias impuestas por los egiptólogos modernos, a lo mejor podremos acercarnos a los verdaderos orígenes de nuestra civilización. Si eso sucede, a lo mejor algún día aprenderemos algo más sobre nosotros mismos.






Es en tiempos del Imperio Medio, a finales del III milenio a.C., cuando estas imágenes aparacen con más profusión. Los ejemplos descubiertos en Tanis, pertenecientes a Amenemhat III, de la dinastía XII, ofrecen la paticularidad de que la parte humana de la esfinge se reduce al rostro del faraón, mientras que la melena, las orejas y el resto del cuerpo son de león. Desde inicios del Imperio Nuevo, a mediados del II milenio a.C., aparecen esfinges más desarrolladas, con los rasgos de animal más suavizados; sobre el nemes o pañuelo real ostentan nuevos tocados y adornos, como la doble corona del Alto y Bajo Egipto o la corona atef (la corona blanca del Alto Egipto con dos plumas de avestruz). También llevan amplios collares, e incluso alas plegadas o el cuerpo cubierto de plumas, seguramente en relación con el dios halcón Horus. Ahora la esfinge se identifica con el dios Amón-Re, lo que da lugar a una nueva esfinge con cuerpo de león y cabeza de carnero, el animal sagrado de Amón. Por la gran cantidad y variedad de representaciones halladas, se podría decir que la figura de la esfinge alcanza su apogeo a mediados de la dinastía XVIII, la época más gloriosa del Imperio Nuevo. Más tarde, en época grecorromana, desde el siglo IV a.C., la iconografía de la esfinge se enriquece con la de tipo griego, normalmente femenina y casi siempre con alas, aunque con un simbolismo completamente distinto: para los griegos, la esfinge era un monstruo malicioso.


Pero la más sobresaliente de todas estas representaciones es la Gran Esfinge de Gizeh, que la mayoría de estudios atribuyen a Kefrén, pese a que no existen documentos explícitos del Imperio Antiguo que así lo atestigüen.


jueves, 7 de febrero de 2013

ELECTRICIDAD EN LA ANTIGÜEDAD

LA ELECTRICIDAD EN LA ANTIGÜEDAD


¿Fue acaso Benjamín Franklin el verdadero padre de la electricidad? ¿Es que acaso existieron en la antigüedad tribus o culturas que ya conocían este tipo de tecnología? ¿Qué es esa extraña figura que se asemeja tanto a un bombilla eléctrico en una tumba funeraria del antiguo Egipto? ¿Qué tiene de cierto y de mito la llamada Pila de Irak?



Las bombillas de Dendera



Este extraño descubrimiento sucedió en el templo de la diosa Hathor, aproximadamente a 70 kilómetro de Luxor. En uno de los tantos jeroglíficos hallados en ese complejo funerario se muestra claramente lo que muchos, tratando de explicar acaso lo inexplicable, han llamado como la Bombilla de Dendera, puesto que muestran claramente cómo dos egipcios sostienen cada uno una especie de cristal de forma alargada y curva en cuyo interior se despliega una serpiente que sobresale de una flor de loto, que recuerdan a las bombillas o focos eléctricos de la actualidad. Así mismo, el tallo de esta flor parece estar “conectada” a una caja misteriosa que soporta el peso de un extraño personaje que sostiene un par de afilados cuchillos.

Muchos aseguran, que la presencia de aquel ser con los dos cuchillos sostenidos en las manos no sería más que una especie de símbolo antiguo de la actual calavera con dos huesos en forma de cruz, que buscaba advertir que aquel objeto que se hallaba sobre sus pies, era peligroso.



Esta explícita imagen, que a diferencia de otros jeroglíficos resulta ser precisa, así como la falta de una explicación formal por parte de los egiptólogos para descifrar su verdadero significado, han generado la especulación que la imagen no es otra cosa que el detalle histórico, acaso arqueológico, que los egipcios sabían mucho más de lo que nosotros a duras penas, hemos sospechado.

Y es que esta especulación se sostiene principalmente en una pregunta que a pesar de años de investigación arqueológica y científica no ha podido ser respondida. La pregunta en mención es la siguiente: ¿Cómo es posible, que los egipcios, pudieran trabajar a luz de vela en profundidades rocosas tan extremas como lo son el interior de pirámides o templos? ¿Cómo es posible que pudieran tallar, dibujar, pintar, esculpir, el interior de una tumba egipcia sin una fuente de energía tan potente que pudiera alumbrarlos adecuadamente en el trabajo?

Lamentablemente, los egiptólogos no han podido aún responder esta incógnita de manera certera y las explicaciones que tenemos a la fecha, resultan ser acaso tan imposibles como la propia idea de que los egipcios inventaran la bombilla eléctrica. Sus explicaciones van desde la utilización de gigantes espejos que podían reflejar la luz del sol al interior de las cuevas hasta en la utilización de candiles y antorchas de manera industrial que podrían iluminar todo el interior de los estrechos pasadizos de las pirámides. En cuanto al primer punto parece imposible creer que los egipcios para construir esas grandes pirámides y su magnífico interior, sólo trabajaban durante el día, es decir, menos de ocho horas diarias, cuando se sabe, que lo que sucedía era todo lo contrario, es decir, que sus horarios de trabajo eran realmente extremos e inhumanos realizables sólo por la gran cantidad de esclavos que tenía el imperio. Sobre el segundo punto, se puede indicar que es previsible que las grandes cantidades ya sea de candiles o antorchas de madera, debieron no sólo intoxicar por el humo que desprenden a los trabajadores, sino, y principalmente por cuestiones históricas, hubieran dejado una huella imperecedera en las paredes en las zonas de trabajo, y hasta el momento, no se han hallado rastro alguno, partícula alguna de ceniza o humo dentro de los palacios o tumbas faraónicas del antiguo Egipto.

La bombilla puesta a prueba



Pero volvamos a la bombilla que es por decir lo menos, la más arriesgada de las propuestas que buscan responder la interrogante sobre la falta de luz dentro de las pirámides. Justamente, tomando como base el jeroglífico de Dandera, se han realizado diversas pruebas buscando comprobar si este objeto podría en verdad generar luz eléctrica. Según se sabe, la prueba más beneficiosa fue la del ingeniero eléctrico, Walter Gran, quien reprodujo, con los datos obtenidos del altorrelieve, una copia similar.

Su modelo se realizó con un vaso cónico de dieciséis pulgadas de largo y cinco de diámetro. En cada extremo se habían colocado resina, a su vez que en uno de los polos se colocaba un electrodo y en el otro, un clavo. Para hacerla funcionar utilizó una bomba neumática y un transformador, y ciertamente, el experimento resultó favorable pues se logró obtener cierta luminosidad. No obstante, hay elementos y procesos modernos que aún no se comprende cómo lo ejecutaron los antiguos egipcios. Es decir, las pruebas lejos de resolver dudas crearon sus propias cuestiones e interrogantes.

La Pila de Irak


Pero el extraño jeroglifo de Dendera no es la única prueba de que en la antigüedad se conocía las propiedades y el uso de la electricidad. En 1936, un grupo de obreros dirigidos por el ingeniero alemán, Wilhelm Koning se toparon en Irak con un extraño objeto de arcilla en forma de jarrón. El objeto tenía 15 centímetros de alto y poseía un tapón de asfalto. En el interior del jarrón se encontró un tubo cilíndrico de cobre de 26 milímetros de diámetro y 19 centímetros de altura. Así también, se halló una varita de hierro de un centímetro cubierta de plomo ligeramente corroída por algún tipo de ácido.



Los expertos coincidieron en que el hallazgo se trataba de un objeto de culto de alguna cultura antigua, no obstante, en esa misma excavación se encontrarían luego objetos que databan del 2 000 antes de Cristo que habían sido sometidos a un proceso de galvanización, es decir, a un procedimiento por el cual objetos de cobre podían tener la apariencia de la plata u oro mediante electrólisis.

Sendos experimentos comprobaron que haciendo uso de este tipo de energía podía ser muy factible que en la antigüedad no sólo pudiera conocerse las “baterías”, sino que también, que su utilidad era conocida para el trabajo de los metales. Por ejemplo, hace unos años, se realizó un experimento utilizando zumo de uvas y vinagre como electrolito. Con esto, y con los elementos hallados, increíblemente se logró una emisión de 0.87 voltios. Los investigadores concluyeron que una serie de pilas de este tipo hubieran podido lograr una verdadera multiplicidad de voltios, los necesarios para dorar o platear algunos metales.
No obstante, para la ciencia formal, esto no es más que el resultado de meras coincidencias contextuales.

Más datos

Este tipo de hallazgos al parecer, no deberían sorprendernos, diversas referencias halladas incluso en la antigua Roma o Grecia, ya hablaban de ciertas bombillas incandescentes de color rojizo que no podían ser apagadas ni con los vientos ni por la lluvia.

Por ejemplo, el griego Luciano (120 – 180 a.C.) escribió sobre una bella alhaja en Hierápolis (Siria) que estaba engarzada en una cabeza de oro de la diosa Hera de la cual, dice el griego, “emanaba una gran luz”, tanto que, “el templo resplandecía como si hubiese estado iluminado con una miríada de cirios”. Luciano indica que los sacerdotes nunca le quisieron develar de qué estaba hecho la citada joya.

En tal sentido, Plutarco escribió en el siglo I sobre una “lámpara perpetua”, que él tuvo ocasión de ver en el Templo de Júpiter-Amón. En este caso los sacerdotes que custodiaban el templo tampoco le revelaron el misterioso funcionamiento de tan milagrosa luminaria, tan sólo le contaron que ésta ardía continuamente hacía muchos años y que ni el viento ni la lluvia habían podido apagarla.

Así mismo, en un documento hindú, se hallaron los pasos para construir una batería eléctrica. El texto dice: “colocar una plancha de cobre, bien limpia, una vasija de barro; cubrirla con sulfato de cobre, y luego cubrirlo todo con serrín húmedo, para evitar la polarización. Después poner una capa de mercurio amalgamado con zinc encima del serrín húmedo. El contacto producirá una energía por el doble nombre de Mitra-Varuna. Se dice que una cadena de cien vasijas de este tipo proporciona una fuerza muy activa y eficaz…”.

Conclusión

Los Ooparts son, como dice sus siglas, objetos fuera de lugar, es decir, objetos fuera de contexto que nada tienen qué ver con lo que conocemos como verdad histórica o incluso, verdad científica. Es quizá por ello, que son hallazgos fácilmente desestimables por científicos y arqueólogos. El problema radica en que es justamente esta reticencia la que conlleva a aumentar la leyenda y el mito que ciertamente engloba estos objetos.

En cuanto al primer caso, el de la Bombilla de Dendera, es evidente que se trata de una mala interpretación producida generalmente por la lógica reacción de tratar de ver con ojos presentes objetos provenientes del pasado. Por ejemplo, es normal entender por qué los antiguos griegos creían ver un carruaje de fuego cuando observaban el paso de un cometa, simplemente porque era ese objeto lo único que podía encajar con lo que veían en su tiempo, en el caso específico del bombillo se puede dar una figura similar.

En cuanto al segundo caso, el de las pilas de Irak, ciertamente son objetos mejores documentados, e incluso, probados en cuanto a su efectividad para el supuesto uso galvanizador para el que era destinado. No obstante, nuevamente, es muy difícil asegurarlo puesto que no hay documentos que así lo confirmen. De que los hallazgos encontrados (recordemos que si bien es cierto fueron hallados en la misma construcción, estaban esparcidos y fueron posteriormente armados y ensamblados) pueden servir para tal propósito, puede ser, pero de que esa haya sido la intención de los creadores, considero que es una aseveración muy arriesgada.

Las imposibles huellas del río Paluxi


Las imposibles huellas del río Paluxi



Huellas humanas junto a otras de dinosaurios en la vereda del río Paluxi, Texas (Estados Unidos). La roca sobre la que aparecieron ambos juegos de huellas se sedimentó hace más de doscientos cincuenta millones de años. ¿Cómo es posible que existan improntas humanas junto a las de dinosaurio? ¿Acaso convivimos con ellos?
En 1931, en Estados Unidos seguían latentes los efectos de la gran crisis del 29. Estos tardarían en olvidarse. Pero al margen de la económica se había abierto otra que se erigía sobre las creencias y que se revestía con tintes casi bélicos. En esta batalla de ideas, en principio se enfrentaban dos sectores de la sociedad: los evolucionistas y los creacionistas.
Entre ambos colectivos se abría una enorme grieta ideológica. Los evolucionistas aceptaban el gigantesco avance que para la ciencia y el conocimiento suponía la publicación, décadas atrás, de las teorías de Darwin sobre la evolución de las especies, según la cual todos los seres vivos derivamos de otros inferiores. En el caso del ser humano, el darwinismo consideraba, y considera, que hombres y chimpancés procedíamos de un mismo ancestro común, una suerte de primate original.
Al otro lado de la trinchera estaban los creacionistas, quienes seguían aferrándose a un viejo dogma promulgado por el irlandés James Ussher, arzobispo de Armagh a mediados del siglo XVII . Para ellos, la Tierra, tal cual es hoy, con sus seres vivos sobre la superficie, fue creada por Dios en el año 4004 a.C. En opinión de este grupo, antes de esa fecha no existía ser viviente alguno(1).
Y en medio de esta batalla, hoy afortunadamente casi superada a favor del evolucionismo, que provocó encendidos debates, juicios y hasta leyes a favor y en contra de una tendencia u otra según el estado en el que se dictaran, surgió el enigma del río Paluxi en Texas.
En realidad, los primeros indicios aparecieron en 1908, tras un desbordamiento del rió, en las proximidades de Glen Rose, y dejó al descubierto una serie de huellas de terópodos, un tipo de dinosaurio carnívoro que se desplazaba sobre sus extremidades traseras. Los indios que habitaban aquella zona las conocían como "huellas de pavo gigantes". Los investigadores concretaron más y concluyeron que se trataba de un acrocantosáurio, un gigante reptil del Cretácico que superaba las dos toneladas y media de peso y los 40 metros de longitud. Dos años mas tarde, un grupo de pescadores, hicieron un nuevo hallazgo en la zona, un nuevo grupo de huellas de dinosaurio junto a otras que, por su apariencia y aspecto alargado parecían humanas...

Ni entonces y menos ahora, a la luz de los actuales conocimientos científicos, aquello tenía justificación, puesto que ambas huellas se tendrían que haber formado al mismo tiempo, pero dinosaurios y hombres jamás convivieron. Aquéllos desaparecieron de la faz de la Tierra hace sesenta y cinco millones de años, cuando un enorme asteroide impactó en lo que es hoy el golfo de México, alterando la realidad geológica y medioambiental del planeta. Mientras, nosotros, los humanos, surgimos bajo la apariencia de primitivas formas homínidas, muy simiescas, hace sólo algo más de seis millones de años. Recordemos que los primeros posibles homínidos bípedos son el Sahelanthropus Tchadiensis, con una antigüedad de 6 ó 7 millones de años. Orrorin tugenensis, unos 6 millones de años, y Ardipithecus, entre 5,5 y 4,5 millones de años.
Los creacionistas interpretaron aquel hallazgo como un espaldarazo a sus tesis. Pero era pura alquimia ideológica: decían que las huellas demostraban que seres humanos y grandes saurios habían convivido porque, sencillamente, ambos aparecieron hace seis mil años sobre el planeta por obra y gracia de un Dios creador.
De ese modo pensaba un reverendo –y también científico– llamado Cliford Burdick. Armado con su fundamentalismo a modo de espada, alentó a los sectores más tradicionales de la sociedad americana explicándoles que las huellas del río Paluxi destronaban a Darwin y todas sus “tonterías” –decía– sobre la evolución.
Sin embargo, el triunfo de la ciencia sobre la sinrazón creacionista no logró que el enigma de Paluxi dejara de serlo. Los fundamentalistas cedieron, y hoy el misterio es puramente científico. La gran pregunta, al hilo del hallazgo, sigue en pie: ¿Acaso convivieron seres humanos y dinosaurios en alguna ocasión? La lógica, la razón y la verdad científica invitan a pensar que no, pero no pueden explicar cómo se sedimentaron a la vez  ambos tipos de huellas.
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En el año 1970, un equipo de la Universidad Loma Linda investigó aquellas huellas humanas de –teóricamente– doscientos cincuenta millones de años de antigüedad. Auspiciados por fondos públicos, y con el pesado encargo de satisfacer las teorías científicas, se vieron en la obligación de buscar una justificación. Y salieron por peteneras: “Son marcas deformadas”, dijeron. Aún deben andar escondidos...
Posteriormente, un científico llamado Glein Kuban examinó las citadas huellas. “Parecen humanas”, pensó. Y pensó bien, habida cuenta de su aspecto. Pero tampoco quería cargar con el mochuelo, así que redobló el alcance de su imaginación y hete aquí que dijo: “Huellas de un tipo de dinosaurio con planta muy parecida a la humana”.
Aún está esperando que se encuentren otras huellas similares en cualquiera de los mil y un yacimientos de dinosaurios que se extienden por todo el planeta...
Ninguna de las dos hipótesis alternativas obtuvo crédito.
En la década de los noventa del siglo XX, las huellas han vuelto a ser estudiadas por el doctor Dale Patterson. Tras analizarlas, y no sin dosis de valor infinitas, concluyó: “Presentan la curvatura típica y marca propias de las huellas humanas. Aunque estén sedimentadas hace cientos de millones de años, pertenecen a hombres.”


Hoy podemos asegurar que evolucionistas y creacionistas se equivocaron en el análisis del enigma. Los primeros pecaron de ser, en este caso, unos cabeza cuadrada. Los segundos, no demostraron ser otra cosa más que unos fanáticos. Ni unos ni otros han podido solucionar el misterio. La cuestión sigue en pie, de forma casi perenne: ¿Por qué están ahí esas huellas humanas junto a otras de dinosaurio?
Otro descubrimiento similar fue efectuado en el barranco de Valdecevillo, en la Rioja (España), donde quedaron al descubierto dos huellas humanas junto a un amplio número de otras pertenecientes a dinosaurios datada hace 120 millones de años.

Sólo se me ocurre pensar que, o bien existió una humanidad anterior a la nuestra que convivió con los grandes saurios, o bien los primeros homínidos aparecieron mucho antes de lo que se cree.
Qué les puedo decir, desconozco cual de las respuestas es la válida.

1 - Usserius, Archiepiscopus Armachanus (James Ussher, arzobispo de Armagh), vivió en una de las épocas más convulsas de la política, la religión y la ciencia europeas (1581-1656). Fue ordenado sacerdote en 1601 y nombrado profesor del Trinity College (Dublín) seis años después. En 1625 era designado primado de la Iglesia anglo-irlandesa. Sus posiciones anticatólicas son bien conocidas por los historiadores (aunque parece que sus invectivas nunca llegaron al nivel de fanatismo de los panfletos antipapistas de Milton)

Según Ussher, la humanidad fue creada el viernes 28 de octubre de 4004 antes de Cristo.
La primera evidencia de existencia de vida sobre la Tierra procede de los llamados fósiles químicos.
En 1642, cuando estalló la guerra civil, Ussher se encontraba en Inglaterra, y ya nunca regresó a Irlanda. Durante estos años escribió su obra más conocida: Anales del Antiguo Testamento deducidos del primer origen del mundo, aparecida en 1650. En este monumental estudio, Ussher concluía que el mundo fue creado por Dios el domingo 23 de octubre del año 4004 antes de Cristo, habiendo comenzado tan formidable tarea durante el ocaso del día precedente. De manera que, según la estimación del primado de la Iglesia anglo-irlandesa, esta semana el mundo cumple exactamente los 6.000 años de antigüedad, si obviamos los cambios en el calendario a lo largo de la historia.
El método seguido por Ussher para llegar a esta precisa datación es común entre los investigadores de la época y anteriores. Está basado en una detallada revisión de las sucesivas generaciones bíblicas y una correlación con los registros conocidos en la época de la historia romana y de las civilizaciones del Oriente Medio. De este modo, la singular datación de unos 4.000-6.000 años para el origen del mundo constituye, en realidad, una evaluación común en los eruditos anteriores al siglo XVII, tanto cristianos como judíos y musulmanes. No obstante, la influencia de esta datación, y en concreto la conocida fecha de Ussher, no parece haber sido tan importante como pudiera creerse, excepto en determinados sectores del cristianismo no católico. Desde luego, no parece tener gran importancia en la ciencia oficial desde finales del siglo XVII. La propuesta de Ussher era incluso rechazada por sus pares contemporáneos, como John Ray (1627-1705). Esta alternativa está basada en la interpretación del Libro del Génesis denominada Caos-Restitución, que puede seguirse hasta el pensamiento de fundadores modernos de la geología y la paleontología, como William Buckland (1784-1856).
En 1819 este naturalista inglés, que publicó los restos del primer dinosaurio conocido, rechazaba que la Biblia pudiera considerarse como una referencia detallada de los fenómenos geológicos históricos. De manera que gran parte del mundo cristiano aceptaba a comienzos del XIX las eras de la historia de la Tierra tal y como eran propuestas por la naciente (y poderosa en la época) ciencia de la geología.
No obstante, la significación de Ussher tiene dimensiones relevantes dentro de las confesiones cristianas no católicas. La fecha del año 4004 apareció por primera vez en los márgenes de los libros bíblicos anglicanos en 1701. La persistencia de este fenómeno es notable: la Gideon Society colocó este tipo de biblias en casi todas las habitaciones hoteleras de América hasta el año 1970. De este modo, la cronología ussheriana cobró un estatus casi canónico en las biblias inglesas. Todavía hoy día las estimaciones de Ussher constituyen una parte importante de las creencias de los colectivos creacionistas, especialmente en Estados Unidos.
Según Ussher, la humanidad fue creada el viernes 28 de octubre de 4004 antes de Cristo y Adán y Eva fueron arrojados del paraíso el lunes 10 de noviembre del 4004 antes de Cristo. El arca de Noé encalló en el monte Ararat el miércoles 5 de mayo de 1491 antes de cristo. Estas estimaciones han sido utilizadas frecuentemente como una prueba contra los paradigmas científicos evolutivos de la astrofísica y biología actuales.
El conocimiento científico de nuestros días sostiene que la edad del Universo puede cifrarse en unos 12.000-13.000 millones de años. Se cree que la Tierra, y el sistema solar, tienen una edad de unos 4.500 millones de años. La primera evidencia de existencia de vida sobre la Tierra procede de lo que los paleontólogos denominan fósiles químicos. La conversión del carbono inorgánico en sustancias biogénicas implica una redistribución de la relación de isótopos 13C / 12C (la materia viva prefiere el isótopo más ligero). Esta señal puede encontrarse en rocas de Isua (Groenlandia) de 3.800 millones de años de antigüedad. Por tanto, existe constancia de que determinados microorganismos habitaron nuestro planeta tan solo 700 m.a. después de la formación de la Tierra.
El registro fósil de organismos unicelulares en rocas de un entorno de 3.000 millones de años constituye en la actualidad un acalorado debate, ya que algunos investigadores piensan que las evidencias disponibles pueden tener un origen abiótico. No obstante, la mayoría de los paleomicrobiólogos que trabajan en esta problemática estaría de acuerdo en que pueden detectarse células fósiles reales a partir de unos 2.000 millones de años.
Recientemente se han descrito fósiles químicos en Transvaal (Suráfrica) que indican la presencia de tapetes microbianos en suelos de unos 2.600 millones de años de edad, lo que constituye la primera evidencia de la conquista de la tierra firme por los organismos vivos. Fósiles de los animales más primitivos, las esponjas, se conocen en China y tienen un antigüedad de unos 600 millones de años.
Pero muy probablemente los animales tenemos un origen mucho más antiguo. En efecto, se conocen rastros producidos por animales con simetría bilateral que tienen más de 1.000 m.a., lo que es congruente con las estimaciones del origen de los metazoos a partir de las filogenias moleculares. Por último, los paleontólogos proponen actualmente un rango de variación de la edad del origen del hombre moderno entre 150.000 y 300.000 años. Una edad consensuada entre los especialistas sería de unos 150.000-200.000 años para la aparición de Homo sapiens.
Muchos creyentes en la evolución teística admiten que su curso se desarrolló como propugnan los científicos de la astrofísica, paleontología o biología evolutiva modernas, pero bajo la creación y/o tutela de uno o varios dioses. La ciencia actual cada vez está más convencida de que la evolución de la materia, animada e inanimada, puede ser comprendida mediante fuerzas y procesos puramente naturales.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Mapas





La imagen se trata de el mapa de Piri Reis de 1513, contiene un detalle completo del globo terráqueo, incluyendo América y la Antártida 
que no fue descubierta hasta 1818. Según los cartógrafos expertos, 
solo es posible crear un mapa así con imágenes satelitales.¿Un Nuevo Mundo?
Hasta el descubrimiento del mapa de Piri Reis, únicamente existían dos fuentes cartográficas que permitían comprender como Cristóbal Colón entendió sus descubrimientos. La primera de esas fuentes correspondía a un tal Alessandro Zorzi que indicaba que los dibujos que él había creado, correspondían a un mapa original traído a Europa por Bartolomé Colón (hermano del descubridor) en 1506. El mapa de Zorzi tenía información que en 1506 era desconocida, con lo que se puede presuponer que Cristóbal Colón dispuso de una fuente de información privilegiada. El otro mapa superviviente de la época, es obra de Juan de la Cosa, miembro participante de la primera expedición colombina de 1492. El mapa, datado en 1500, muestra correctamente Cuba como una isla, si bien Colón creía que esta isla caribeña era una península asiática.

Lo cierto es que el mapa de Piri Reis, o mejor dicho, la parte de el mapa que se conserva, tiene dibujado un entramado de líneas que atraviesan el Océano Atlántico, denominadas líneas de rumbo, típicas de las cartas de navegación medievales, y no indican ni latitud ni longitud, sino que establecen direcciones. Por supuesto aparece un trazado, correspondiente a la parte occidental de Europa y África y a la oriental de América. Los nombres de las regiones que aparecen están en turco, sin traducir al castellano o al portugués, lo que nos podría indicar que los turcos tenían conocimiento propio de estas costas



Luces y sombras.

Algunas teorías consideran como una fuente clara de misterio la representación, bastante fidedigna, de la Antártida sin la capa de hielo que actualmente la recubre. Actualmente se cree que fue tras la última glaciación que el continente antártico quedó cubierto por el hielo, con lo que esta parte del mapa o bien se dibujó disponiendo de algún instrumento sofisticado que permitiera revelar la superficie terrestre bajo la nieve perpetua o bien se trazó en un momento en que estos hielos no existían, desde un avión o algo similar. Mencionar, a parte, que el continente antártico no se comenzó a explorar hasta el S.XIX.

A este respecto, en 1953, un oficial naval turco, envió el mapa de Piri Reis a la Oficina Hidrográfica Naval de los EE.UU. A fin de evaluarlo, M.I. Walters, Ingeniero Jefe de dicha oficina, solicitó ayuda a Arlington H. Mallery, toda una eminencia en mapas antiguos, que previamente había trabajado ya con el mapa. Éste, quedó fascinado por la localización en el mapa de las Islas Canarias y las Azores. Pero lo que más impresionó a ambos es que los contornos del norte de la Antártida (Tierra de la Reina Maud) representados en el mapa, se correspondían con exactitud al continente que se esconde bajo el hielo en la actualidad e incluso el extremo más septentrional de Tierra de Fuego, que actualmente se encuentra sumergido, coincidía con mapas topográficos del ejército correspondientes al subsuelo marino de esa zona. Tras un largo estudio, Mallery descubrió el método de proyección que tenía el mapa. A fin de confirmar la exactitud de éste, realizó una cuadrícula y trasladó el mapa de Piri Reis a un globo: el mapa encajaba perfectamente. Concluyó que la única forma de la que se pudo dibujar el mapa fue mediante una vista aérea, y que la precisión del trazado en algunos puntos presupondría el uso de trigonometría esférica aplicada a la topografía, un procedimiento que no se conoció hasta mediados del S.XVIII.

Se presume que el mapa original de Piri Reis se conformaba de cuatro partes (señaladas) y contenía la práctica totalidad del saber cartográfico de su época. En sombreado, la única parte que aún se conserva y en puntos, la parte correspondiente al segundo mapa que dibujó el almirante turco.


Y lo más increíble. Si el contorno que aparece en el mapa de la Tierra de Maud se dibujó cuando no existía hielo, el mapa debió realizarse entre 4.000 y el 13.000 años antes de Cristo, el último período conocido sin hielo en esas latitudes.
Quizá uno de los puntos más controvertidos que podemos observar en el mapa de Piri Reis, corresponda a la Antártida. Diversos autores como Charles H. Hapgood ven en este “fleco” una posible reminiscencia de antiguos saberes que dan fe de la existencia de avanzadas civilizaciones en la Antigüedad. En una carta que, supuestamente, dicho profesor envió el 6 de julio de 1960 a las Fuerzas Armadas de su país, Estados Unidos, solicitando el análisis de esta parte del mapa, estos respondieron:

Estimado Profesor Hapgood:
Su solicitud de evaluación de ciertos aspectos extraños del mapa de Piri Reis, ha sido llevada a cabo por esta organización.
Su reclamación a cerca de la parte inferior del mapa, correspondiente a la Costa de la Reina Maud, en el Antártico, así como de la Península de Palmer, es razonable. Hemos encontrado que es la más lógica y correcta interpretación que le podemos dar al mapa.
Los detalles geográficos de dicha parte del mapa, concuerdan con los resultados del perfil sísmico realizado a lo largo de la superficie del continente antártico realizado por un equipo mixto de británicos y suecos en 1949.
Esto indica que la línea de costa ha sido trazada antes de que fuera cubierta por la capa de hielo que actualmente conforma dicha masa continental.
Desconocemos de que forma se pudo llevar a cabo este mapa, suponiendo que se dibujó a principios del S.XVI.

Harold Z. Ohlmeyer. Teniente Coronel, Comandancia de la USAF.

Insistimos en que nosotros nos hemos limitado a traducir esta “supuesta” carta recibida por el Profesor Hapgood. En su libro Mapas de los Antiguos Reyes del Mar (Turnstone Books, Londres 1979), menciona:

Parece que toda esa información ha sido traspasada de persona a persona y que las cartas tuvieran que haber sido creadas por personas desconocidas que recibieron, quizá de los minoicos o de los fenicios, que fueron, durante cientos de años, los mejores navegantes del Mundo Antiguo. Disponemos de evidencias que se recogieron y estudiaron en la gran Biblioteca de Alejandría, en Egipto, y cuyas compilaciones fueron realizadas por los grandes geógrafos que trabajaron allí.

Según el norteamericano, Piri Reis habría podido tener en su posesión una serie de cartas marinas que se salvaron de la quema de la famosa biblioteca alejandrina, ya que esas copias rescatadas, fueron pasando de centro a centro de saber, llegando a Constantinopla. Entonces, en el año 1024, fecha en la que estaba en marcha una Cruzada, al llegar los venecianos a la ciudad, se apoderaron o bien del mapa, o bien hicieron una serie de copias, que circularon por toda la cristiandad, sobretodo entre los marineros:

La mayoría de los mapas – continúa Hapgood – eran del Mediterráneo y el Mar Negro. Pero los mapas de otras zonas, sobrevivieron. Entre estos, se incluían mapas de las Américas y mapas del Ártico y el Antártico. Queda claro que los viajeros antiguos viajaron de Polo a Polo. Tan increíble como puede parecer, la evidencia nunca indica que algunos personajes antiguos, exploraron el Antártico cuando en sus costas no existía hielo. Está claro también, que disponían de instrumentos de navegación muy precisos, que les permitían determinar las longitudes que eran muy superiores a cualquier artefacto que hubieran podido poseer los seres humanos hasta fechas que rondaron la segunda mitad del S.XVIII.
[…]

Esta evidencia de tecnología perdida, nos corrobora en la creencia de muchas otras hipótesis que nos hacen creer en la existencia de antiguas civilizaciones en tiempos remotos. Los “ilustrados” han sido capaces de hacer desaparecer la mayoría de esas evidencias hasta convertirlas en mitos, pero nosotros tenemos la evidencia de que eso no es así. La evidencia requiere que todas las otras evidencias que se han hallado del pasado, sean reexaminadas con otros puntos de vista.

Estas teorías, junto con otras de autores como Erik von Daniken, que pregonan la existencia de antiguas civilizaciones que tuvieron un nivel tecnológico tanto o más avanzado que el nuestro, estuvieron muy en boga durante la década de los 70 y 80. Pero a día de hoy, podemos tener explicaciones más “mundanas” al respecto de estos puntos de controversia sobre el famoso mapa.
A partir del S.XV, los cartógrafos incluían con frecuencia una gran masa de tierra en latitudes muy meridionales, uniendo África con Asia y haciendo del Océano Índico un mar interior. El motivo de esta concepción se debe a una antigua creencia que presumía una tierra muy hacia el sur. Cuando el portugués Magallanes cruzo a través del estrecho que lleva su nombre, al sur de Tierra de Fuego, pensó que la isla que estaba viendo correspondía a la famosa masa de tierra que se mencionaba desde antiguo. Sin embargo, esta idea errónea, no fue corregida hasta el momento en que el pirata inglés Francis Drake, en 1578, pudo cerciorar que se trataba de un error.


Se cree que el hecho de que en el mapa de Piri Reis aparezca la Antártida, se deba a un hecho curioso. Si en el mapa miramos la supuesta Antártida de manera vertical, descubriremos, para nuestro asombro, que existe un más que particular parecido con la zona del mapa que se comprende entre el Río de la Plata y Tierra de Fuego. De hecho, el grupo de tres islas que se denomina Islas de Sara, se podrían asociar perfectamente a las Islas Malvinas y el punto más oriental de la línea trazada en el mapa, se corresponde al extremo meridional de Argentina. ¿Por qué razón iba a ser el trazo de la Antártida el mismo que el del extremo sur de Sudamérica?. Piri Reis pudo darse cuenta, al llegar al Río de la Plata, de que se le estaba acabando la valiosa piel sobre la que estaba plasmando su trabajo. Y a fin de no tener que corregir todo el mapa, lo que le hubiera supuesto repetirlo de nuevo, hizo lo que seguramente todos habríamos hecho: giró la línea costera del trazo hacia el este y describió un semicírculo que cupiera en el cuero. Hay que decir, que esta práctica que parece descabellada, era muy común en la Edad Media.



La gran cantidad de detalles del mapa.

Los ríos principales de América del Sur están marcados pero no nombrados. Es reseñable que debería haber mostrado el Río de la Plata, ya que Pinzón y Juan de Solís por él y lo registraron en sus cuadernos de bitácora. Sin tener en cuenta las partes relacionadas con el mapa de Colón, las escalas en millas son bastante certeras. La tierra se extiende hacia el oeste desde el sur del Río de la Plata. Evidentemente, esta parte del mapa está dibujada de acuerdo a la idea ptolemaica del Mundo, tal y como se puede observar en el Mappa Mundi. Ocho años después, en el prefacio de su libro, Piri afirma que, más hacia el sur, no hay tierra, sólo mar, lo que nos hace suponer que había estado siguiendo los últimos descubrimientos con mucha atención. Y a pesar de todo, desde el punto de vista de la importancia de estos descubrimientos geográficos, el mapa es particularmente significativo por su representación de América Central. 

Recientes estudios confirman la idea de que el mapa posee toda la información importante que existía en el mapa de Cristóbal Colón dibujado y enviado a Europa en 1498, así como en el mapa de Toscanelli que Colón había tenido en sus manos cuando realizó su primer viaje. Esa parte del mapa, tiene islas imaginarias con el dibujo de un loro en cada una de ellas. La isla de Trinidad está escrita como Kalerot, nombre que probablemente se derive del de un cabo en la isla que Colón denominó Galera. Puerto Rico es San Juan Batichdo, y más hacia la costa este de América, vemos el dibujo de una fortaleza. Hay, sin embargo, otra isla al oeste de Trinidad, otra vez con el dibujo de un loro cerca de ella. El dibujo de varias islas frente a las costas sudamericanas y en el lado opuesto a donde está Trinidad, muestra la influencia de Colón en el mapa, puesto que él creyó que este nuevo continente descubierto, no era nada más que un grupo de islas.


Paolo dal Pozzo Toscanelli (1398 - 1492), matemático, astrónomo y geógrafo italiano.


También lo podemos observar en la isla de Haití, llamada por ColónHispaniola. En lugar de dibujarla de este a oeste, tal y como es realmente la isla, aparece representada de norte a sur, tal y como creyó Colón que era, puesto que pensó haber llegado a Cinpango (Japón). Las verdaderas Antillas, se muestran en el mapa, no como islas, sino tal y como pensaba colón, como un continente. Es cierto que cierto lugar bastante cerca de la costa norteamericana aparece una isla marcada como Antilia, pero evidentemente esa posición de la legendaria isla, popularmente considerada como fabulosa y próspera en época de Colón, es incorrecta. Curiosamente, una nota a su lado indica que, contradiciendo la consideración popular, el lugar no tiene nada de próspero y maravilloso. Cuba, por otro lado, se muestra como continente, en total consonancia con las creencias de Colón.

Hasta tal extremo estaba convencido Colón de que Cuba era un continente, que mientras navegaba por las aguas cercanas a sus costas el 12 de junio de 1494, decidió recoger en documento público tal afirmación, y para ello mandó llamar al notario que viajaba con ellos en el barco, Fernando Pérez de Luna, y obligó a toda la tripulación a firmar el documento en el que se declaraba que, desde ese momento era evidente que aquello era un continente y que cualquiera que se atreviese a declarar lo contrario, debería pagar 10.000 maravedíes y su lengua debería ser cortada. Como para contradecirlo…

La razón por la que Piri Reis muestra también la isla caribeña como continente, no responde al miedo que pudiera tener de perder su lengua, sino porque no se veía capacitado para contradecir una afirmación tan rotunda de una eminencia en navegación como era el genovés, que había estado en aquella parte del Mundo varias veces. Cuba también aparecía como continente en un mapa de Colón fechado en 1498, que fue uno de los que empleó Piri posteriormente, así como en otro realizado por el hermano de Colón, Bartolomeo, en 1503, en el mapa del Mundo realizado por Ruysch en 1508, e incluso en el mapa marino de Waldeesmuller de 1507.

Piri llama a las once islas al sureste de Haití “Undizi Vergine”, en italiano, su lengua materna, en lugar de emplear el castellano. Esta es otra indicación de hasta que punto se fiaba el turco del mapa de Colón que estaba en sus manos, y que recordemos es una reminiscencia del primer mapa de Toscanelli, lo que nos permite saber diferentes aspectos de las fases más importantes de la época de los descubrimientos, además de recoger las explicaciones dadas por el español capturado por Kemal Reis en el Mediterráneo y que tomó parte en tres expediciones colombinas, sin ninguna influencia de los posteriores leyendas que surgieron en torno a la época.
Dispersos por el mapa, aparecen otros datos que nos aportan luces sobre diferentes detalles de los descubrimientos. Al lado del dibujo de un barco cerca de las Azores, está escrito que un barco genovés, proveniente de Flandes, se fue a pique y que los supervivientes descubrieron esas islas. De otro registro, podemos saber que el mar denominado Mar del Este, fue denominado por los europeos como Mar Español y que tras los descubrimientos de Colón se le empezó a llamar Ovasana, océano.
En el dibujo que se encuentra cerca de la isla de Santiago, aparece una nota que indica que los nombres de esos lugares fueron dados por un marinero genovés que creció en Portugal. Por otro lado, en el dibujo de un barco que está cerca de la costa de Sudamérica, se presume que toda la información vertida de esa zona, corresponde a Nikola di Juan, que desapareció en el hundimiento de su buque en el lugar. En otra de las notas que se ven en el Atlántico, se hace mención al Tratado de Tordesillas y la línea que dividió el Mundo para los portugueses y españoles.

Hacia el norte, en el dibujo de un pez sobre el que aparecen un hombre y una mujer haciendo fuego, y un bote en que hay tres hombre, se recoge la historia de San Brandon, que fue muy popular en la Edad Media (se llegó incluso a recoger en Las mil y una noches). Piri indica que la leyenda proviene de una fuente cristiana, con lo que, una vez más, podemos comprobar que el turco no renegaba de toda aquella información reciente que pudiera obtener, fuese árabe o cristiana.

Podemos concluir que, tras la revisión que los especialistas han realizado sobre otros mapas de la época, el de Piri Reis es el más perfecto y original, superando con creces cualquier otro que se conserve hasta la fecha.


Mapa de Martin Waldseemüller

Mapa del Mundo de Martin Walldseemüller (1470 - 1520) actualmente en la Biblioteca del Congreso de los EE.UU 


Comparación entre los mapas de Piri Reis y otros mapas contemporáneos.
Los mapas o cartas llamados portulanos, se empezaron a trazar sobre el S.XIII. Tenemos ejemplos de trabajos de períodos anteriores, pero aquellos que pueden ser comparables con los de Piri Reis, pertenecen principalmente a los siglos XIV a XVI.
El primer portulano del que se tiene constancia en Europa, se halla en el trabajo de Adamus Biemensis, en 1076. Posteriormente, apareció el mapa llamado pisano, presumiblemente dibujado en el S.XIII. Los mapas que aparecen tras este período, no muestran el nombre del autor ni la fecha en que se realizó. Así llegamos a los primeros portulanos de Pietro Vesconti, fechado en 1320. A este, se le añadió una sección de Marino Snudus, bajo el nombre de “Liber Secretarium Fidehum Crucis”
De esta manera, considerando el desarrollo de este tipo de “libretos” y cartas, consideramos oportuno realizar una breve comparativa de otros trabajos contemporáneos, especialmente de aquellos mapas que muestran América.
Los portulanos y libros creados tras el S.XIV, mencionan la isla de Brasil, y en 1414 la isla de Cipango y de la Antilia, ya se muestran. Se cree que entre 1474 y 1482, Toscanelli envió un portulano, junto con una carta, a Cristóbal Colón. Desafortunadamente, estos documentos han desaparecido. En la mencionada carta, se supone que Toscanelli dice que, de acuerdo con el testimonio de varios viajeros que habían estado en aquellos lares, si alguien tomara el rumbo siempre hacia el oeste, llegaría a las fronteras de Asia.
La información se expandió por todo el Mundo tras 1507, cuando Amerigo Vespucci escribió en una carta que existía un nuevo continente al que llamó “Novus Mundus”, que como todos sabemos, en su honor se pasó a llamar América. Sin embargo, existe otra versión de la historia, y hay autores que sostienen que el nombre se adoptó porque los nativos de Nicaragua llamaban a una parte de su tierra América. Es cierto que en la primera mitad del S.XVI, este nuevo continente llamó la atención de los geógrafos, y el resultado aparece en varios mapas, dibujados a tal respecto. Piri Reis fue uno de ellos y sin lugar a dudas, entre todos lo mapas realizados entre 1507 y 1550, podemos afirmar que el de Piri es el mejor de los que se llevaron a cabo, no sólo por lo acertado de sus trazos, sino también porque es el que revela un mayor avance para la ciencia y la geografía de la gran aventura que se estaba iniciando: el descubrimiento de un Nuevo Mundo.

Civilizaciones perdidas




Evidencias de civilizaciones perdidas – ¿hallazgos en eras geológicas imposibles?




“Eras geológicas de la Tierra”, se ha tratado este tema desde el punto de vista de la ciencia oficial. Pero la verdad muchas veces se oculta tras el velo científico. Esparcidos por todo el mundo se van encontrando vestigios que se supone no deberían pertenecer al período de tiempo en el cual fueron encontradas. Pero la realidad es tozuda y se van hallando pruebas de civilizaciones con una aparente avanzada tecnología que existieron millones de años antes de las fechas en que se supone que la humanidad evolucionó en la Tierra. No podemos garantizar que todas las evidencias estén datadas acertadamente, pero creemos que en bastantes casos la información es fiable. Todo parece indicar que la Tierra fue visitada o habitada por seres inteligentes que usaban tecnología avanzada mucho antes de la aparición (tal como es explicado por la historia oficial) de los primeros humanos. 


En la imagen anterior puede verse la visión científica aceptada de la evolución en este planeta a través de las distintas eras geológicas. Según esta visión, los seres humanos aparecieron en la Tierra hace pocos millones de años, pero una verdadera civilización humana solamente apareció hace pocos miles de años. Sin embargo, utilizando métodos científicos aceptados, se ha podido constatar que hay numerosos hallazgos que muestran pruebas concluyentes de que existieron civilizaciones avanzadas mucho antes de lo que se considera como posible.¿De dónde vinieron estas avanzadas civilizaciones que visitaron nuestro planeta antes de que el hombre apareciera en la Tierra? Curiosamente, a medida e vamos retrocediendo en el tiempo a través de diferentes eras, pude verse que las evidencias continúan creciendo, mostrando pruebas de seres inteligentes, con moderna tecnología, en un remoto pasado.

Como ejemplo de hallazgo relativamente reciente, pero de cualquier manera sorprendente, si nos atenemos a lo oficialmente admitido, nos encontramos con una enigmática estatua de Venus, en Willendorf, con más de 20.000 años de antigüedad. La Venus de Willendorf es una estatuilla antropomorfa femenina de 20.000 ó 22.000 años de antigüedad. La estatua lleva el nombre de un pueblo junto al Danubio, donde fue descubierta en 1908 por el arqueólogo austriaco Josef Szombathy. Es una figura obesa, de vientre abultado y enormes senos. Esta imagen de la mujer gorda que esta completamente desnuda también era usual en las esculturas egipcias, griegas y babilónicas del Período Neolítico. Es la más conocida de las Venus paleolíticas. ¿Quién creó esta estatua hace unos 20.000 años?


La Era Cenozoica es la última de las cinco principales eras de tiempo geológico, que comenzó hace aproximadamente unos 65 millones de años. Le sigue el período Cretáceo de la era Mesozoica, que está subdividido en el período terciario y el cuaternario. Y el período terciario, se subdivide a su vez en los períodos Paleoceno, Eocénico, Oligoceno, Mioceno y Plioceno. La visión científica aceptada de la evolución en la Era Cenozoica muestra a los seres humanos apareciendo en la Tierra hace pocos millones de años, pero oficialmente se supone no alcanzaron un cierto nivel de civilización hasta hace unos cuantos miles de años. No obstante, una serie de hallazgos científicos muestran una historia distinta.

En la época Pleistocena se han encontrado diversos objetos “imposibles” para aquel tiempo. Entre ellos podemos destacar unamoneda de cobre, encontrada en Illinois, USA, con más de 200.000 años de antigüedad. Muestra un objeto parecido a una moneda, que fue hallado en una excavación cerca de Lawn Ridge, Illinois, a una profundidad de unos 35 metros. Según la información dada por geólogos del Estado de Illinois, los depósitos conteniendo la moneda tienen entre 200.000 y 400.000 años de antigüedad. ¿Quién pudo dejar allí esta moneda hace cientos de miles de años?


Otra extraña evidencia es el esqueleto de un ser humano con características modernas, encontrado en Tanzania, con más de un millón de años de antigüedad. En 1913, el Profesor Hans Reck, de la Universidad de Berlín, efectuó excavaciones arqueológicas en Olduvai, Tanzania, donde encontró un esqueleto de un misterioso ser humano con características modernas, que sigue creando una fuerte controversia. Este cráneo moderno es de un esqueleto humano entero encontrado en aquella zona. Los restos humanos, incluyendo su cráneo completo, estaban cementados en la roca y tuvieron que ser extraídos de la piedra con martillos y cinceles. Fue encontrado en el extremo superior de un grupo de rocas datado en más de un millón de años. ¿Cómo puede ser que existiese este humano aparentemente moderno hace 1 millón de años?

En 1921, el British Museum recibió un cráneo humano, al que se llamó el “hombre de Broken Hill”, que fue hallado en curiosas circunstancias. Cuando los trabajadores de una mina de cinc de Zambia se dedicaban a terraplenar una colina llamada Broken Hill, encontraron una galería obstruida que desembocaba en una caverna. La cueva estaba llena de restos humanos y daba la impresión de ser un lugar de enterramientos prehistóricos. Pero no se tuvo gran cuidado en la recuperación de los huesos y, entre los pocos que llegaron a manos de los paleontólogos, se encontraba un enorme cráneo humano de frente huidiza, grandes arcos superciliares y una estructura facial primitiva, de tipo netamente Neanderthal. Pese a que no se pudo establecer una estratigrafía precisa, la antigüedad de los restos óseos era evidente.


Los paleontólogos colocaron al “hombre de Broken Hill” u “hombre de Rhodesia” en la estirpe filogenética humana, y le llamaron “el Neanderthal africano“. Pero estudiando el cráneo vieron dos cosas, una de ellas aparentemente inexplicable: aquel ser, que había vivido quizá hacía un millón de años, había sufrido una enfermedad dental. Y a ambos lados del cráneo presentaba dos orificios de igual diámetro, que dejaron perplejos a los expertos. A juicio del profesor Mair, de Berlín, parecían los orificios de entrada y salida que dejaría una bala moderna. El enigma que esto planteaba sigue sin encontrar una solución que no sea la de considerar que en aquella época había seres con armas sofisticadas.

En 1896, unos trabajadores que estaban excavando en un muelle seco en Buenos Aires encontraron un moderno cráneo humano. El estrato en el cual fue encontrado el cráneo de Buenos Aires tiene más de 1 millón de años de antigüedad. ¿Por qué llegaron a Buenos Aires humanos modernos hace más de 1 millón de años?

Enla Época Pliocena también tenemos una serie de hallazgos sorprendentes. Uno de ellos lo constituyen los Figurines de Nampa, encontrados en Idaho, de hace aproximadamente unos 2 millones de años. Una pequeña imagen humana, hábilmente formada en arcilla fue encontrada en 1889 en Nampa, Idaho. La figurilla se encontró a una profundidad de 92 metros durante la excavación de un pozo y está datada en la época Pliocena, hace unos 2 millones de años. La imagen es de aproximadamente una pulgada y media de largo, y es muy notable por la perfección con la que representa la forma humana femenina. El profesor F.W. Putnam, que la inspeccionó, dirigió la atención al carácter de las incrustaciones de hierro sobre la superficie, como indicativo de una muestra de considerable antigüedad. Se supone que los seres humanos aún no habían evolucionado en esta planeta hace unos dos millones de años. ¿Quien creó esta figura?



En Italia fue encontrado un cráneo de un humano moderno, de más de 3 millones de años de antigüedad. En 1860, el Profesor Giuseppe Ragazzoni, un geólogo del Instituto Técnico de Brescia, viajó al cercano Castenedolo, a unos 10 kilómetros al sureste de Brescia, para recoger conchas fósiles en los estratos Pliocenos, en una colina baja en la Colle de Vento. Allí descubrió un notable y anatómicamente moderno cráneo humano. El estrato del que se extrajo corresponde a la etapa Astiana del Plioceno, que pertenece el Medio Plioceno, lo cual daría al cráneo una antigüedad de 3 a 4 millones de años. ¿Por qué este humano moderno visitó Italia en aquella época?



En Inglaterra se encontró una concha tallada, en Red Crag, con una antigüedad de más de 2 millones de años. En un informe entregado el año 1881 a la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, H. Stopes, de la Sociedad Geológica, describió una concha, cuya superficie llevaba grabada una cara humana. La concha tallada fue encontrada en los depósitos estratificados de Red Crag, datados en el tardío Plioceno, hace más de 2 millones de años. Este hallazgo colocaría a seres inteligentes en Inglaterra en esta remota época. ¿Que visitante del remoto pasado talló y dejó esta concha?

De la Época Eocénica también tenemos evidencias, aún más sorprendentes. Una de ellas es una bola de tiza, encontrada cerca de Lyon, en Francia, con la increíble antigüedad de 45 a 55 millones de años de antigüedad. Esta bola de tiza fue descubierta en una capa de lignito del Temprano Eocénico. En base a su posición estratigráfica, le fue asignada una antigüedad de entre 45 y 55 millones de años. Según Maximilien Melleville, vicepresidente de la Societe Academique de Lion, no hay posibilidad que la bola de tiza fuera una falsificación: “Realmente está cubierta, a cuatro-quintos de su altura, por un color negro bituminoso que se combina en la parte superior con un círculo amarillo, y que es evidentemente debido al contacto con el lignito en el cual ha estado empotrado tanto tiempo. La parte superior, con la que está en contacto la base de la concha, por el contrario, ha preservado su color natural – el blanco pálido de la tiza… En cuanto a la roca en la cual fue encontrado, puedo afirmar que está perfectamente virgen y no presenta ningún rastro de explotación alguna”. La evidencia asociada a este hallazgo sugiere que fueron humanos quienes hicieron la bola, que deben haber estado en Francia hace más de 45 millones de años. ¿Quién hizo esta bola de tiza en esta época tan remota?



Otro enigmático vestigio lo constituye un mortero hallado en California, de una antigüedad de tal vez unos 55 millones de años. En 1877, el Sr. J. H. Neale, superintendente de la Compañía de Túneles Montezuma, vio, a unos 430 metros de la boca del túnel y bajo 92 metros de lava sólida, varias puntas de lanza en algunas rocas oscuras. Explorando más allá, encontró un pequeño mortero de tres a cuatro pulgadas de diámetro y de forma irregular. Luego encontró un mortero grande y bastante uniforme. El Sr. Neale declara que es completamente imposible que estos restos puedan haber alcanzado la posición en la que fueron encontrados después de que se formara la capa de lava. La situación de los restos indica que podían llegar a tener unos 55 millones de años de antigüedad. ¿Quien dejó estos vestigios en California hace unos 50 millones de años?


En Bramford, Inglaterra, se encontró una piedra de honda de tal vez unos 50 millones de años de antigüedad. Esta piedra de honda se encontró en el fondo de una capa de detritus, debajo de Red Crag, en Bramford, Inglaterra. El margen de error en este caso es importante, pero se considera que la piedra tiene por lo menos 5 millones de años y posiblemente podría llegar hasta unos 50 millones de años de antigüedad. Al examinarla, era obvio que la piedra había sido formada por la mano del hombre, ya que toda la superficie había sido raspada con un pedernal. La raspadura cubre toda la superficie de la piedra y penetra hasta sus irregularidades.

La Era Mesozoica también nos ha dejado múltiples evidencias. Esta es una de las principales eras en la historia geológica, siguiendo a la era Paleozoica y precediendo la era Cenozoica. La era Mesozoica, que duró desde aproximadamente hace unos 200 millones de años hasta hace 70 millones de años, la podríamos considerar como la verdadera era de los reptiles, ya que su mayor desarrollo ocurrió durante esta era. Los primeros pájaros y mamíferos y las primeras plantas con flores también aparecieron en esta época. Laera Mesozoica está dividida en tres períodos de tiempo: el Triasico, el Jurásico y el Cretáceo. Al movernos hacia atrás en el tiempo, entramos al período en la Era Mesozoica que comenzó con los primeros dinosaurios apareciendo en la tierra y terminando con el desarrollo de plantas con flores. Oficialmente, los humanos no evolucionarían hasta por lo menos unos 136 millones de años más tarde. Sin embargo, hay una serie los hallazgos científicos que sugieren que civilizaciones avanzadas estuvieron visitando la Tierra cuando los dinosaurios dominaban el planeta.


En el Período Cretaceo hay evidencias como la de un tubo metálico en Saint-Jean de Livet, Francia, con más de 65 millones de años de antigüedad. Y. Druet y H. Salfati anunciaron en 1968 el descubrimiento de varios tubos metálicos semiovoides de idéntica forma, pero de distinto tamaño, en un yacimiento de tiza cretácea. La capa de tiza se encontró en una mina en Saint-Jean de Livet, Francia, y se estima que tiene más de 65 millones de años de antigüedad. Habiendo considerado y eliminado varias hipótesis, Druet y Salfati concluyeron que seres inteligentes habían construido aquellos tubos, por lo que habrían vivido en aquella región en aquellas remotas fechas. ¿Quien construyó estos tubos metálicos en Francia hace más de 65 millones de años?

En el Período Triásico hay evidencias tan sorprendentes comouna suela de zapato, en Nevada, datada en una increíble antigüedad de entre 213 y 248 millones de años. El 18 de octubre de 1922, la sección American Weekly del periódico New York Sunday American publicó una noticia titulada “Misterio de la suela de zapato petrificada”, por el Dr. W. H. Ballou, que decía: “Hace algún tiempo, mientras estaba buscando fósiles en Nevada, John T, Reid, un distinguido ingeniero minero y geólogo vio, con asombro, una roca cerca de sus pies. Allí, parte de la roca misma, era lo que parecía ser una huella de pie humano”. Una inspección más detallada mostró que no era una marca de un pie desnudo, sino que era, aparentemente, una suela de zapato que había sido convertida en piedra. Faltaba una parte, pero estaba el delineado de por lo menos dos terceras partes de la suela, y alrededor de este contorno corría un muy bien definido hilo cosido, el cual, según parecía, ataba el zapato a la suela.


Además, había otra línea de costura, y en el centro, donde el pie habría descansado si el objeto realmente hubiera sido una suela de zapato, estaba una muesca, exactamente como si hubiera sido hecha por el hueso del talón rozando y desgastando el material del que había sido hecha la suela. Reid consiguió un químico analista del Instituto Rockefeller, quien hizo fotos y análisis del espécimen. Los análisis eliminaron cualquier duda de que la suela de zapato había sido fosilizada en la época Triásica. Las ampliaciones de la microfotografía son veinte veces más grandes que el espécimen mismo, mostrando hasta el último detalle de las vueltas de hilo y doblado, demostrando que la suela de zapato es estrictamente el resultado del trabajo manual de un hombre.

Incluso a simple vista los hilos pueden verse claramente, junto con los contornos definitivamente simétricos de la suela del zapato. Dentro de este borde y corriendo paralela puede verse una línea que parece haber sido regularmente perforada para las puntadas. La roca triásica que lleva el fósil de la suela del zapato ha sido datada en un período entre 213 y 248 millones de años. Un zapato obviamente moderno, con puntadas y grabado en el tiempo en la antigua roca triásica. ¿Estaba el misterioso visitante caminando en esta región hace más de 213 millones de años, antes de la era de los dinosaurios?

La Era Paleozoica es una importante era geológica, precedido por la era Precámbrica y seguido por la era Mesozoica, incluyendo los períodos Cámbrico, Ordoviciano, Siluriano, Devoniano, Carbonífero y Pérmico. La Era Paleozoica comenzó aproximadamente hace 570 millones de años y finalizó aproximadamente hace 200 millones de años. Al movernos más atrás en el tiempo entramos a este período de la Era Paleozoica, donde la vida estaba evolucionando desde formas primitivas multicelulares, que flotaban libremente en los océanos, hasta especies más evolucionadas en la tierra. Las formas de vida más avanzadas al final de este período eran anfibios, insectos, bosques de helechos y pequeños reptiles. Y oficialmente los humanos no evolucionarían hasta casi 300 millones de años más tarde. De nuevo, los hallazgos científicos sugieren que seres inteligentes, con tecnología avanzada, estuvieron visitando la Tierra y caminando sobre ella cuando las primeras formas de vida estaban solamente comenzando a emerger en nuestro planeta.


En el Período Carbonifero hay evidencias como las de una cadena de oro, de entre 320 y 360 millones de años de antigüedad. La edición de Junio de 1891 del periódico Morrisonville Times, de Morrisonville, Illinois, presentaba un artículo que se refería a una cadena de oro descubierta dentro de una pieza sólida de carbón. La cadena fue descubierta por la esposa del editor del periódico, cuando estaba rompiendo un trozo de carbón. De acuerdo al Departamento de Investigación Geológica de Illinois, el carbón que contenía la cadena era del período Carbonífero, de más de 300 millones de años de antigüedad. El Dr. A.W. Medd, delCentro Británico de Medición Geológica, escribió en 1985 que esta piedra es del Carbonífero Temprano, entre 320 y 360 millones de años de antigüedad. ¿Quien dejó caer esta cadena de oro en los antiguos bosques de helechos, cuando las más avanzadas formas de vida en el planeta eran anfibios e insectos?

En 1897, un minero de carbón trabajando en una mina cerca de Webster, Iowa, encontró una extraña inscripción en una pieza de piedra. El Daily News de Omaha, Nebraska (2 de Abril de 1897), publicó: “La piedra es de un color gris oscuro, con dos pies de longitud, un pie de ancho y cuatro de espesor. Sobre la superficie de la piedra, la cual es muy dura, fueron dibujadas líneas con ángulos formando diamantes perfectos. El centro de cada diamante es apreciablemente el rostro de un hombre anciano…”. ¿Fue una piedra tallada por un viajero en el tiempo hasta aquella época de la Tierra?



Otra evidencia es una taza de hierro encontrada en una mina de carbón, en Oklahoma, de 312 millones de años de antigüedad. El 27 de noviembre de 1948, Frank J. Kenwood afirmó:“Mientras yo trabajaba en la Planta Eléctrica Municipal, en Thomas, Oklahoma, en 1912, me tropecé con un sólido trozo de carbón, el cual era demasiado grande para poder ser usado. Lo quebré con un martillo de trineo. Del centro de esta pieza de carbón cayó esta taza de hierro, dejando la impresión de la taza en el pedazo de carbón”. Jim Stall (un empleado de la compañía) atestiguó la rotura del trozo de carbón y que vio caer la taza. Robert O. Fay, de la Oficina de Medición Geológica de Oklahoma, confirmó que la mina Wilburton de carbón tiene 312 millones de años de antigüedad. ¿Qué avanzada civilización estaba usando tazas de hierro hace más de 300 millones de años?


También en otra mina de Oklahoma se encontró una pared de, por lo menos, 286 millones de años de antigüedad. W.W. McCormick, de Abilene, enTexas, informó de una pared formada por un bloque de piedra, que fue encontrada en el fondo de una mina de carbón: “En el año 1928 yo, Atlas Almon Mathis, estaba trabajando en la mina de carbón No. 5, ubicada dos millas al norte de Heavener, Oklahoma. Esta era una mina de cajón, y nos contaron de tenía dos millas de profundidad. La mina era tan profunda que nos hicieron bajar a ella en un elevador… Ellos bombearon aire hacia nosotros abajo, tan profundo era”. Un atardecer, Mathis estaba haciendo estallar el carbón para desprenderlo, con explosivos. “La siguiente mañana”, dijo Mathis, “había varios bloques tirados en el suelo. Estos bloques eran cubos de 12 pulgadas y eran tan lisos y pulidos en el exterior que todas las seis caras podían servir de espejos. Aunque estaban llenos de grava, porque yo piqué uno de éstos con mi pico”.

Mathis agregó, “Cuando comencé a quitar los escombros en el sitio, se abrió más y apenas pude escapar. Cuando regresé después de este hundimiento, vi que había quedado expuesta una pared sólida de éstos bloques pulidos. Como a unas 100 a 150 yardas más abajo de nuestro núcleo de aire, otro minero golpeó esta misma pared, u otra muy similar”. El carbón en la mina era delCarbonífero, lo cual significaría que la pared era de por lo menos 286 millones de años. Según Mathis, los oficiales de la compañía minera inmediatamente sacaron a los hombres de la mina y les prohibieron hablar acerca de lo que habían visto. Mathis dijo que los mineros de Wilburton también contaron que encontraron “un bloque sólido de plata en la forma de un barril” en un área de carbón datada entre 280 y 320 millones de años. ¿Que civilización avanzada construyó esta pared?

En otra mina de carbón, en Ohio, se encontraron jeroglíficos de 260 millones de años de antigüedad. James Parsons y sus dos hijos descubrieron una pared alineada en una mina de carbón en Hammondville, Ohio, en 1868. Era una pared lisa y grande, descubierta cuando una gran masa de carbón se rompió. Y en su superficie, talladas en alto relieve, estaban varias líneas de jeroglíficos. ¿Quien talló estos jeroglíficos hace 250 millones de años?

En el Período Devoniano también se han encontrado evidencias, tales como un clavo en la piedra caliza, de entre 360 y 408 millones de años de antigüedad. En 1844, Sir David Brewster reportó que un clavo había sido descubierto firmemente empotrado en un bloque de piedra caliza en la mina de Kingoodie (Mylnfield) en el norte de Gran Bretaña. El Dr. A.W. Medd, del Centro Geológico Británico, indicó que esta piedra arenisca es del Devoniano, de entre 360 y 408 millones de años de antigüedad. Brewster afirmó:“El bloque en el que fue encontrado el clavo era de nueve pulgadas de grosor, y al proceder a limpiar la roca, el clavo fue encontrado proyectándose como media pulgada y bastante comido por el óxido. Y el resto del clavo yacía a lo largo de la superficie de la piedra hasta casi una pulgada de la cabeza, la cual estaba empotrada en la piedra”. El hecho de que la cabeza del clavo estuviese enterrada en el bloque de piedra arenisca pareciera descartar totalmente la posibilidad de que el clavo hubiese sido martilleado dentro de la roca después de ser extraído. Y ello sucedió en una época cuando los anfibios e insectos eran la única forma de vida dominante en nuestro planeta. Así pues, ¿quien colocó este clavo para que haya sido preservado en la roca durante más de 350 millones de años?


Y el Período Cámbrico no se queda atrás en lo que se refiere a evidencias. Una de ellas es la de una huella de zapato, en Utah, de 500 a 570 millones de años de antigüedad. En 1968, William J. Meister, un dibujante y colector aficionado de trilobites reportó haber encontrado la huella de un zapato en el Esquisto Wheeler, cerca de Antelope Spring, Utah. Esta muesca parecida a un zapato y su molde fueron revelados cuando Meister abrió un bloque del esquisto. Claramente visible dentro de la impresión del zapato estaban los restos de trilobites, extintos artrópodos marinos. La cáscara que sostenía la impresión y los fósiles de trilobites son del período Cámbrico, por lo cual tendrían de 500 a 570 millones de años de antigüedad. Meister describió la antigua huella como de zapato en un artículo que apareció en un periódico: “La huella del talón estaba marcado en la roca como a un octavo de pulgada más que la suela. La huella de pie era claramente del pie derecho, porque la sandalia estaba bastante usada en el lado derecho del talón”. En esta época de la historia de nuestro planeta no había plantas ni animales terrestres, e incluso los tipos más tempranos de peces todavía no habían evolucionado.

Y seguimos retrocediendo en el tiempo hacia nuestro pasado más remoto. Y llegamos al Período Precámbrico. Y, a pesar de la mareante antigüedad todavía seguimos encontrando evidencias, tales como un florero metálico, de más de 500 millones de años de Antigüedad. En la revista Científica Americana del 5 de junio de 1852, aparecía la siguiente noticia titulada “Una reliquia de una Edad Pasada”, y que decía lo siguente: “Hace algunos días, fue provocada una poderosa explosión en la roca en la Meeting House Hill, en Dorchester, a poca distancia, al sur, de la casa comunal del Reverendo Sr. Hall. La explosión rompió una inmensa masa de roca, algunas de cuyos trozos pesaban varias toneladas, con fragmentos esparcidos en todas direcciones. Entre ellos fue recogido un florero metálico, roto por la explosión. Al juntar de nuevo las partes formó un florero en forma de campana, de 4½ pulgadas de alto, de 6½ pulgadas en la base, 2½ pulgadas arriba y como un octavo de pulgada en grosor. El cuerpo de este florero parece de color zinc, o de un compuesto de metales, en lo cual hay una considerable porción de plata. Al lado hay seis figuras de una flor, o ramillete, bellamente incrustado en pura plata, y alrededor de la parte más baja del florero una parra, o guirnalda, también incrustado con plata. El cincelado, tallado e incrustado están exquisitamente hechos por algún hábil artesano. Este curioso y desconocido recipiente fue extraído desde quince pies debajo de la superficie de la roca sólida por la explosión”.


Según un mapa reciente del Centro de Medición Geológica Estadounidense del área de Boston-Dorchester, la piedra, ahora llamadael conglomerado Roxbury, es de una edad precámbrica, de más de 600 años de antigüedad. Según la geología oficial la vida estaba solamente comenzando a formarse en este planeta. Pero en el florero de Dorchester tenemos evidencias indicando la presencia de trabajadores artísticos del metal en América del Norte, más de 600 millones de años antes de Leif Erikson, explorador vikingo, considerado como uno de los primeros europeos que llegó a América del Norte. En este tiempo de la historia de nuestro planeta, no existía vida en la tierra, ni de plantas ni de animales. La forma de vida más avanzada en este árido tiempo en la historia de nuestro planeta era una simple alga flotando en los mares. Sin embarco, de alguna forma, a través del tiempo, este bellísimo trabajo de arte fue traído y eventualmente enterrado y preservado en la antigua roca. ¿Será que algún viajero en el tiempo dejó este objeto con la esperanza de su descubrimiento más tarde, con la intención de asegurarse que la verdad acerca del viaje en el tiempo sea revelada algún día?


Otra evidencia sorprendente es una esfera acanalada, en Sudáfrica, de nada menos que ¡2.800 millones de Años de Antigüedad! Realmente mareante. En el trascurso de varias décadas, mineros surafricanos han encontrado cientos de esferas metálicas, de la cual por lo menos una tiene tres canales paralelos corriendo alrededor de su ecuador. Las esferas son de dos tipos, “una de un sólido metal azulado con manchas blancas, y otra es una bola hueca, llena de un núcleo blanco esponjoso”. Roelf Marx, del museo de Klerksdorp, en Sudáfrica, donde hay algunas de las esferas, dice: “Las esferas son un completo misterio. Se ven como hechas por el hombre, y sin embargo provienen de un tiempo en la historia de la Tierra cuando llegaron a descansar en esta roca, cuando no existía todavía vida inteligente”.

Se encuentran en capas de pirofilita, cerca del pequeño pueblo de Ottosdal, en Transvaal. Esta pirofilita es un mineral bastante blando, que fue formado por sedimentación hace unos 2800 millones de años. Por otra parte, las esferas son muy duras e incluso resisten al acero. La esfera con los tres surcos paralelos a su alrededor es demasiado perfecta para que no consideremos que ha sido hecha artificialmente. Los depósitos de mineral precámbrico donde se encontraron las esferas data de por lo menos 2800 millones de años. En ese tiempo, simples células microscópicas eran todo lo que existía en la tierra. Pero esto, aparentemente, no es verdad. ¿Quién creó y abandonó allí éstas magníficas esferas, más duras que el acero, y obviamente hechas por seres inteligentes? y, ¿cuál era su propósito?


Y, aunque sea difícil establecer su datación, hay otras evidencias sorprendentes. El Conde de Bournon, en su libro “Mineralogía”, registró un intrigante descubrimiento que fue hecho por trabajadores franceses a finales del siglo dieciocho. Bournon escribió: “Durantes los años 1786, 1787, y 1788, ellos estaban trabajando cerca de Aix En Provence, en Francia, sacando piedras para la reconstrucción del Palacio de Justicia. La piedra era una piedra caliza de un profundo gris, y de la clase que es blanda cuando acaba de salir de la mina, pero que se endurece con la exposición al aire. Los estratos estaban separados unos de otros por una capa de arena mezclada con arcilla, más o menos calcárea. Las primeras, que eran labradas, no presentaron ningún aspecto de cuerpos extraños, pero, después de que los trabajadores quitaron las primeras capas, se asombraron cuando, al quitar el undécimo, encontraron su superficie inferior, a una profundidad de cuarenta o cincuenta pies, cubierta con conchas”.

Continuando con su descripción, afirmó “Al ser removida la piedra de esta capa, al estar quitando un estrato de arena arcillosa, el cual separaba la décimo primera capa de la décimo segunda, encontraron tocones de columnas y fragmentos de piedra medio labrada, y la piedra era exactamente similar a aquella de la mina: encontraron más monedas, mangos de martillos y otras herramientas o fragmentos de herramientas en madera. Pero aquella que principalmente llamó su atención fue un tablero de aproximadamente una pulgada de grosor y de siete u ocho pies de longitud; estaba quebrada en muchos pedazos, de los cuales ninguno faltaba, y fue posible unirlos de nuevo unos con otros, y restaurar el tablero o placa a su forma original, el cual era aquel de los tableros de la misma clase, usados por los masones y hombres de minas: estaba gastado de la misma manera, redondeado y ondulante en sus bordes.”

Y aún añadió: ”Las piedras que eran completa o parcialmente labradas, no habían cambiado para nada en su naturaleza, pero los fragmentos en el tablero, y los instrumentos y piezas de instrumentos de madera se habían cambiado a ágatas, las cuales eran muy finas y de agradables colores. Aquí, entonces, tenemos rastros de un trabajo ejecutado por la mano del hombre, colocado a una profundidad de cincuenta pies y cubierto con once capas de piedra caliza compacta“. Todo tendía a probar que este trabajo había sido ejecutado sobre el mismo lugar donde estaban los rastros en tiempos remotos. La presencia del hombre había, entonces, precedido a la formación de esta piedra.



En 1830, unas formas como de letras fueron descubiertas dentro de un bloque sólido de mármol, en una mina situada 12 millas al noroeste de Filadelfia. El bloque de mármol fue encontrado a una profanidad de 60 a 70 pies. Según el Periódico Americano de Ciencia, Los trabajadores de la mina quitaron capas de un tipo de pizarra de mica, pizarra talcosa y pizarras de arcilla primitiva antes de llegar a la capa desde donde fue cortado el bloque que contenía formas como letras. Mientras estaban cortando un bloque, los trabajadores notaron una muesca rectangular, de 1.5 pulgadas de ancho por 625 pulgadas de alto, mostrando dos caracteres en relieve. Algunos respetables caballeros de Norristown, Pensilvania, fueron llamados para inspeccionar el objeto. Dedujeron que no se podía explicar la formación de los caracteres por procesos físicos naturales. Esto sugiere que los caracteres fueron hechos por seres inteligentes en un remoto pasado.