jueves, 26 de enero de 2017

Las Grandes Empresas Arqueologicas


Las grandes empresas arqueológicas se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XIX, proporcionando un contacto directo con las obras del arte griego, aportando la base para un conocimiento científico del arte de la antigua Grecia que permitiese el alejamiento de la imagen desvirtuada winckelmaniana.

Aun así, la Escuela Filológica Alemana, que era la directora de los estudios de arqueología, siguió basándose en las copias romanas pues los originales que estaban saliendo a la luz no encajaban en el concepto que se tenía del arte griego.

Un reflejo de esta situación fue la acogida de los mármoles del Partenón y el templo de Niké Aptera traídos por Thomas Bruce, séptimo conde de Elgin, bajo el cargo de “Enviado Extraordinario a Constantinopla” (1799-1802). Fue una de las primeras
adquisiciones de escultura griega en la Europa occidental, a la vez grandiosa y polémica pues se cuestionaba la legitimidad de su apropiación y su valor artístico.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA                                                           Esculturas del frontón oeste del Partenón en el Museo Británico de Londrés, Todalacultura. 

Finalmente el Museo Británico adquirió los “mármoles de Elgin” que a pesar de las condiciones en que fueron exhibidos y de ciertos prejuicios muy arraigados, acabaron siendo apreciados en su verdadero valor, y ejercieron una intensa influencia en los artistas y también en las ideas tanto populares como eruditas sobre Grecia.

Gracias a estas empresas se creó el núcleo esencial de nuestros modernos conocimientos sobre la civilización y el arte de la Antigüedad griega. Entre todas las excavaciones emprendidas citaremos la llevado a cabo en Olimpia, Éfeso, Delos, Delfos, en la Acrópolis de Atenas, financiadas por Schliemann que sacaron a la luz todos un gran volumen de fragmentos, que fueron catalogados y publicados por Payne en 1936 y por Schrader y Langlotz en 1939.

Las excavaciones no sólo se hicieron sobre suelo griego, recordemos la ampliación del campo de estudio al proclamar el historiador del arte Alois Riegl que los valores de arte absoluto podrían ser propios de todo estilo y todo tiempo. Esta ampliación también se efectuó en la investigación arqueológica sobre el terreno.

El mundo prehelénico fue objeto de Schliemann cuya ambición era buscar el emplazamiento de Troya, así en 1871 se iniciaron las excavaciones en la Tróade, encontrando su ansiada Troya, siguiendo las descripciones topográficas de la Ilíada.
Otra contribución fue la misión inglesa dirigida por Evans encargada de excavar y reconstruir el Palacio de Cnosos.

Cnosos

Palacio de Cnosos, Wikimedia Commons, DaffyDuke

Los primeros descubrimientos en el mundo mesopotámico se deben a Botta quien excavó Khorsabad. Hay que añadir: Layard que localizó en Nínive el Palacio de Asurbanipal, Rawlison descifró la escritura cuneiforme, Koldewey dirigió las excavaciones de la ciudad de Babilonia sacando a la luz la Puerta de Isthar.

La primera muestra de interés por Egipto tuvo lugar en los últimos años del siglo XVIII cuando junto a la expedición napoleónica se envió una Comision de Ciencias y Artes bajo la figura de Denon quien elaborará una “Description de l’Egypte de 1809 que marcará el nacimiento de una nueva especialidad arqueológica, la egiptología.

En la segunda mitad del siglo XIX destacan las exploraciones de los complejos monumentales de la necrópolis de Gizah en Menfis y el templo de Karnak y Luxor en Tebas.

Luxor

Templo de Luxor, Wikimedia Commons, Shannon Hobbs 

Por su parte, Roma proporcionó unos hallazgos que mejoraron el conocimiento de la pintura y la escultura, como la villa de Livia en Primaporta (1863), la casa de la Farnesina (1878), el Trono Ludovisi (1887), el Discóbolo mironiano de Castel Porziano (1906)…

Estos grandes trabajos de excavación de la segunda mitad del siglo XIX no dependieron de la iniciativa privada como sí sucedía en la Sociedad de los diletantes durante el siglo XVIII (consultar nuestro post Las primeras excavaciones arqueológicas, sino que estuvieron dirigidos por Institutos Científicos como el Instituto de Correspondencia Arqueológica de Roma creado en 1829, que después se transformó en el Instituto Germánico con sede en Berlín y extendiéndose a otras ciudad como Roma, Atenas y más tarde, también en El Cairo y Estambul.

Estas empresas dejaron de tener como objetivo la búsqueda de objetos bellos y con valor artístico, ahora la excavación se entiende como un medio de aportar nuevos conocimientos, adquiriendo un valor científico.

En el siglo XIX asistimos al nacimiento de la arqueología histórica, fundándose la Real Sociedad de Arqueología Nórdica en 1812. También es importante mencionar la aparición de la arqueología cristiana moderna de la mano de G. Battista de Rossi a mediados del siglo pasado que ejecutó una completa y sistemática exploración de los cementerios paleocristianos y publicó una obra titulada Roma sotterranea cristiana.

Estos trabajos de excavación se vieron interrumpidos por el estallido de la I Guerra Mundial siendo reanudados una vez que el conflicto terminó. Las campañas de excavación conocieron una renovación de las técnicas, perfeccionándose el procedimiento estratigráfico. Además, se emplearon métodos científicos como el Carbono 14, la termoluminiscencia, la fotografía aérea…

Este cambio se debió a las investigaciones en el campo de la Prehistoria y Protohistoria, pues sus estudiosos, al carecer de fuentes escritas centran toda la atención en el objeto, deduciéndose de él toda la información posible.

Algunos de los descubrimientos acaecidos a partir del término de la I Guerra Mundial. En el ámbito prehistórico, las pinturas rupestres de Lascaux en Francia y del valle de Tassili en el Sahara. En el Próximo Oriente, el descubrimiento de las tumbas reales sumerias en Ur, las excavaciones de las ciudades de Harappa y Mohenjo-Daro en el valle del Indo…

En Egipto destaca el descubrimiento del tesoro de la tumba de Tutankamon mientras que el mundo prehelénico se sigue profundizando en el conocimiento de la civilización minoica-micénica a través de las excavaciones emprendidas por los franceses en Mallia, en la Isla de Creta…

Tutankamon

Máscara de Tutankamón, Wikimedia Commons, MykReeve

Los tradicionales campos de exploración de la Grecia clásica siguen activos y fecundos como Delfos, Delos, Epidauro, Olimpia… Destaca el hallazgo de un gran bronce representando una figura masculina barbada, recuperada en 1928 del mar, cerca del cabo Artemisio. Se cree que la figura representa a Zeus o Poseidón y se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Para el conocimiento del arte griego en la Magna Grecia es primordial el descubrimiento del santuario de Hera en el desembocadura del Sele, cerca de Paestum.

El mundo prerromano cuenta con empresas arqueológicas en Etruria, donde se excava la necrópolis de Spina, en Veyes donde se halla el Apolo de Veyes. A la nunca interrumpida excavación de Pompeya se une la de Herculano en 1927.
En Roma se descubre la basílica de Porta Maggiore, se excava el Mausoleo de Augusto, se completa la recuperación del Ara Pacis…

La arqueología cristiana, bizantina y bárbara progresa en todos los territorios mediterráneos y europeos a través de la investigación de cementerios, monumentos sagrados y complejos urbanos.

En Rusia, Italia, España, Gran Bretaña, Alemania y países escandinavos se producen una serie de descubrimientos, especialmente de necrópolis, iluminando de este modo la civilización de los pueblos de la edad de las grandes migraciones y del alto medievo.

Foto de portada: Friso del Partenón en el Museo Británico de Londrés, todalacultura.com 

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