LA ELECTRICIDAD EN LA ANTIGÜEDAD
¿Fue acaso Benjamín Franklin el verdadero padre de la electricidad? ¿Es que acaso existieron en la antigüedad tribus o culturas que ya conocían este tipo de tecnología? ¿Qué es esa extraña figura que se asemeja tanto a un bombilla eléctrico en una tumba funeraria del antiguo Egipto? ¿Qué tiene de cierto y de mito la llamada Pila de Irak?
Las bombillas de Dendera
Este extraño descubrimiento sucedió en el templo de la diosa Hathor, aproximadamente a 70 kilómetro de Luxor. En uno de los tantos jeroglíficos hallados en ese complejo funerario se muestra claramente lo que muchos, tratando de explicar acaso lo inexplicable, han llamado como la Bombilla de Dendera, puesto que muestran claramente cómo dos egipcios sostienen cada uno una especie de cristal de forma alargada y curva en cuyo interior se despliega una serpiente que sobresale de una flor de loto, que recuerdan a las bombillas o focos eléctricos de la actualidad. Así mismo, el tallo de esta flor parece estar “conectada” a una caja misteriosa que soporta el peso de un extraño personaje que sostiene un par de afilados cuchillos.
Muchos aseguran, que la presencia de aquel ser con los dos cuchillos sostenidos en las manos no sería más que una especie de símbolo antiguo de la actual calavera con dos huesos en forma de cruz, que buscaba advertir que aquel objeto que se hallaba sobre sus pies, era peligroso.
Esta explícita imagen, que a diferencia de otros jeroglíficos resulta ser precisa, así como la falta de una explicación formal por parte de los egiptólogos para descifrar su verdadero significado, han generado la especulación que la imagen no es otra cosa que el detalle histórico, acaso arqueológico, que los egipcios sabían mucho más de lo que nosotros a duras penas, hemos sospechado.
Y es que esta especulación se sostiene principalmente en una pregunta que a pesar de años de investigación arqueológica y científica no ha podido ser respondida. La pregunta en mención es la siguiente: ¿Cómo es posible, que los egipcios, pudieran trabajar a luz de vela en profundidades rocosas tan extremas como lo son el interior de pirámides o templos? ¿Cómo es posible que pudieran tallar, dibujar, pintar, esculpir, el interior de una tumba egipcia sin una fuente de energía tan potente que pudiera alumbrarlos adecuadamente en el trabajo?
Lamentablemente, los egiptólogos no han podido aún responder esta incógnita de manera certera y las explicaciones que tenemos a la fecha, resultan ser acaso tan imposibles como la propia idea de que los egipcios inventaran la bombilla eléctrica. Sus explicaciones van desde la utilización de gigantes espejos que podían reflejar la luz del sol al interior de las cuevas hasta en la utilización de candiles y antorchas de manera industrial que podrían iluminar todo el interior de los estrechos pasadizos de las pirámides. En cuanto al primer punto parece imposible creer que los egipcios para construir esas grandes pirámides y su magnífico interior, sólo trabajaban durante el día, es decir, menos de ocho horas diarias, cuando se sabe, que lo que sucedía era todo lo contrario, es decir, que sus horarios de trabajo eran realmente extremos e inhumanos realizables sólo por la gran cantidad de esclavos que tenía el imperio. Sobre el segundo punto, se puede indicar que es previsible que las grandes cantidades ya sea de candiles o antorchas de madera, debieron no sólo intoxicar por el humo que desprenden a los trabajadores, sino, y principalmente por cuestiones históricas, hubieran dejado una huella imperecedera en las paredes en las zonas de trabajo, y hasta el momento, no se han hallado rastro alguno, partícula alguna de ceniza o humo dentro de los palacios o tumbas faraónicas del antiguo Egipto.
La bombilla puesta a prueba
Pero volvamos a la bombilla que es por decir lo menos, la más arriesgada de las propuestas que buscan responder la interrogante sobre la falta de luz dentro de las pirámides. Justamente, tomando como base el jeroglífico de Dandera, se han realizado diversas pruebas buscando comprobar si este objeto podría en verdad generar luz eléctrica. Según se sabe, la prueba más beneficiosa fue la del ingeniero eléctrico, Walter Gran, quien reprodujo, con los datos obtenidos del altorrelieve, una copia similar.
Su modelo se realizó con un vaso cónico de dieciséis pulgadas de largo y cinco de diámetro. En cada extremo se habían colocado resina, a su vez que en uno de los polos se colocaba un electrodo y en el otro, un clavo. Para hacerla funcionar utilizó una bomba neumática y un transformador, y ciertamente, el experimento resultó favorable pues se logró obtener cierta luminosidad. No obstante, hay elementos y procesos modernos que aún no se comprende cómo lo ejecutaron los antiguos egipcios. Es decir, las pruebas lejos de resolver dudas crearon sus propias cuestiones e interrogantes.
La Pila de Irak
Pero el extraño jeroglifo de Dendera no es la única prueba de que en la antigüedad se conocía las propiedades y el uso de la electricidad. En 1936, un grupo de obreros dirigidos por el ingeniero alemán, Wilhelm Koning se toparon en Irak con un extraño objeto de arcilla en forma de jarrón. El objeto tenía 15 centímetros de alto y poseía un tapón de asfalto. En el interior del jarrón se encontró un tubo cilíndrico de cobre de 26 milímetros de diámetro y 19 centímetros de altura. Así también, se halló una varita de hierro de un centímetro cubierta de plomo ligeramente corroída por algún tipo de ácido.
Los expertos coincidieron en que el hallazgo se trataba de un objeto de culto de alguna cultura antigua, no obstante, en esa misma excavación se encontrarían luego objetos que databan del 2 000 antes de Cristo que habían sido sometidos a un proceso de galvanización, es decir, a un procedimiento por el cual objetos de cobre podían tener la apariencia de la plata u oro mediante electrólisis.
Sendos experimentos comprobaron que haciendo uso de este tipo de energía podía ser muy factible que en la antigüedad no sólo pudiera conocerse las “baterías”, sino que también, que su utilidad era conocida para el trabajo de los metales. Por ejemplo, hace unos años, se realizó un experimento utilizando zumo de uvas y vinagre como electrolito. Con esto, y con los elementos hallados, increíblemente se logró una emisión de 0.87 voltios. Los investigadores concluyeron que una serie de pilas de este tipo hubieran podido lograr una verdadera multiplicidad de voltios, los necesarios para dorar o platear algunos metales.
No obstante, para la ciencia formal, esto no es más que el resultado de meras coincidencias contextuales.
Más datos
Este tipo de hallazgos al parecer, no deberían sorprendernos, diversas referencias halladas incluso en la antigua Roma o Grecia, ya hablaban de ciertas bombillas incandescentes de color rojizo que no podían ser apagadas ni con los vientos ni por la lluvia.
Por ejemplo, el griego Luciano (120 – 180 a.C.) escribió sobre una bella alhaja en Hierápolis (Siria) que estaba engarzada en una cabeza de oro de la diosa Hera de la cual, dice el griego, “emanaba una gran luz”, tanto que, “el templo resplandecía como si hubiese estado iluminado con una miríada de cirios”. Luciano indica que los sacerdotes nunca le quisieron develar de qué estaba hecho la citada joya.
En tal sentido, Plutarco escribió en el siglo I sobre una “lámpara perpetua”, que él tuvo ocasión de ver en el Templo de Júpiter-Amón. En este caso los sacerdotes que custodiaban el templo tampoco le revelaron el misterioso funcionamiento de tan milagrosa luminaria, tan sólo le contaron que ésta ardía continuamente hacía muchos años y que ni el viento ni la lluvia habían podido apagarla.
Así mismo, en un documento hindú, se hallaron los pasos para construir una batería eléctrica. El texto dice: “colocar una plancha de cobre, bien limpia, una vasija de barro; cubrirla con sulfato de cobre, y luego cubrirlo todo con serrín húmedo, para evitar la polarización. Después poner una capa de mercurio amalgamado con zinc encima del serrín húmedo. El contacto producirá una energía por el doble nombre de Mitra-Varuna. Se dice que una cadena de cien vasijas de este tipo proporciona una fuerza muy activa y eficaz…”.
Conclusión
Los Ooparts son, como dice sus siglas, objetos fuera de lugar, es decir, objetos fuera de contexto que nada tienen qué ver con lo que conocemos como verdad histórica o incluso, verdad científica. Es quizá por ello, que son hallazgos fácilmente desestimables por científicos y arqueólogos. El problema radica en que es justamente esta reticencia la que conlleva a aumentar la leyenda y el mito que ciertamente engloba estos objetos.
En cuanto al primer caso, el de la Bombilla de Dendera, es evidente que se trata de una mala interpretación producida generalmente por la lógica reacción de tratar de ver con ojos presentes objetos provenientes del pasado. Por ejemplo, es normal entender por qué los antiguos griegos creían ver un carruaje de fuego cuando observaban el paso de un cometa, simplemente porque era ese objeto lo único que podía encajar con lo que veían en su tiempo, en el caso específico del bombillo se puede dar una figura similar.
En cuanto al segundo caso, el de las pilas de Irak, ciertamente son objetos mejores documentados, e incluso, probados en cuanto a su efectividad para el supuesto uso galvanizador para el que era destinado. No obstante, nuevamente, es muy difícil asegurarlo puesto que no hay documentos que así lo confirmen. De que los hallazgos encontrados (recordemos que si bien es cierto fueron hallados en la misma construcción, estaban esparcidos y fueron posteriormente armados y ensamblados) pueden servir para tal propósito, puede ser, pero de que esa haya sido la intención de los creadores, considero que es una aseveración muy arriesgada.
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