Las tumbas doradas de Panamá >
A poco más de dos horas en carro de la capital se encuentra el centro precolombino más importante que se haya descubierto en el Istmo. Su riqueza material y cultural marca el comienzo de una nueva era en la arqueología panameña.
El área de Coclé fue, a lo largo de trescientos años entre el año 700 y 1000 el eje central de una extensa jefatura. Así lo demuestra la existencia de El Caño, un conjunto funerario excepcional en la región, cuyos monolitos y restos encontrados parecen demostrar que allí se realizaban rituales para enterrar a los muertos.
En abril del 2009, la arqueología en Panamá dio un paso sin precedentes al descubrirse un cementerio conformado por seis grandes tumbas de personajes de alto estatus cubiertos de ajuares con objetos de oro, cobre, huesos de animales y piedra en la zona de El Caño, provincia de Coclé, a solo 120 kilómetros de la capital. El hallazgo fue tan significativo que mereció la portada de la revista National Geographic para América Latina, en su número de enero del 2012.
"El que busca encuentra", dice el refrán, y así comenzó todo, buscando. En el 2005, un equipo de 20 arqueólogos encabezado por la colonense Julia Mayo doctora en Antropología Americana por la Universidad Complutense de Madrid e investigadora asociada del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá (STRI) buscaba en la zona del valle del río Grande, indicios que le ayudaran con las investigaciones que estaba realizando acerca de las sociedades de jefaturas -caracterizadas por tener una estructura social piramidal en el Panamá del siglo dieciséis. "Desde la arqueología, son numerosos los esfuerzos orientados a determinar cuestiones claves en el estudio de estas sociedades, tales como las dimensiones de las unidades políticas y la forma en que se integraban los territorios, los factores implicados en los cambios sociopolíticos u orígenes de las jefaturas y su evolución o desarrollo en diferentes puntos del Istmo", explica Mayo.
Para la doctora Julia Mayo, las piezas encontradas nos brindan indicios de quiénes eran nuestros antepasados indígenas, cuáles eran sus roles, cómo era la estructura sociopolítica y territorial de estos grupos y qué tan desarrolladas estaban sus industrias y economía.
Pero, cuál fue su sorpresa cuando después de cuatro años de trabajar en el área encontraron el complejo funerario precolombino más grande que se haya descubierto en Panamá. De las seis tumbas halladas, cuatro (denominadas T1, T2, T3 y T4) han sido excavadas, las cuales muestran que los difuntos de alto rango de los coclé grupo que habitaba en el área eran acompañados por otras personas cuya causa de muerte todavía se desconoce, pero que se cree pudieron haberse suicidado o haber sido sacrificadas. Sus cuerpos eran envueltos en tejidos, mientras que los cuerpos pertenecientes a los miembros más poderosos y destacados de esta comunidad eran envueltos en lienzos empapados con resinas. Todos los cuerpos en general eran tapados por platos y ollas bellamente decoradas.
Según los resultados que hasta ahora han arrojado los análisis preliminares de las excavaciones, el complejo ceremonial funerario y la serie de sepulcros data de los años 750 a 1000 d.C. Sus monolitos y restos parecen demostrar que en ese lugar se realizaban rituales con bailes y música para enterrar a los muertos. Las tumbas eran fosas excavadas en la tierra, algunas de forma escalonada en donde se ponían vasijas con alimentos, lanzas, hachas y cuerpos. Unas eran selladas con tierra; mientras que las más recientes fueron cubiertas por ranchos de madera.
Paso a paso hacia el descubrimiento
Años de arduo trabajo han formado parte de la historia de este hallazgo histórico, tal como lo evidencian los pasos que se siguieron en el proceso:
Años de arduo trabajo han formado parte de la historia de este hallazgo histórico, tal como lo evidencian los pasos que se siguieron en el proceso:
1. Plano (2005):
Se hizo un plano del sitio incluyendo montículos y monolitos del Parque Arqueológico El Caño. El trabajo fue realizado por el coinvestigador del proyecto, Carlos Mayo.
Se hizo un plano del sitio incluyendo montículos y monolitos del Parque Arqueológico El Caño. El trabajo fue realizado por el coinvestigador del proyecto, Carlos Mayo.
Un primer plano de la excavación de la tumba T2. Fueron cuatro años de estudios y largas horas de búsqueda bajo el sol en la zona de El Caño. El hallazgo de las seis tumbas se dio en abril de 2009. Un merecido triunfo para el equipo de 20 arqueólogos encabezado por la Dra. Julia Mayo y un paso sin precedentes para la arqueología panameña.
2. Sondeo (2006):
Se hizo un sondeo del subsuelo con un magnetómetro de vapor de cesio prestado por la Universidad de París con el objetivo de encontrar otras estructuras enterradas. El trabajo fue realizado por el geofísico Alexis Mojica. Nota: Tanto el mapa topográfico que realizó Carlos Mayo como el trabajo que realizó Alexis Mojica mostraron un área de relleno circular de 5000 m2.
Se hizo un sondeo del subsuelo con un magnetómetro de vapor de cesio prestado por la Universidad de París con el objetivo de encontrar otras estructuras enterradas. El trabajo fue realizado por el geofísico Alexis Mojica. Nota: Tanto el mapa topográfico que realizó Carlos Mayo como el trabajo que realizó Alexis Mojica mostraron un área de relleno circular de 5000 m2.
3. Excavación (2008):
Se estableció un área de excavación en el interior del espacio circular y se excavaron 100 m2 hasta una profundidad de 50 cm en donde se encontraron dos capas de rellenos (con los que posiblemente habían cubierto el cementerio para ocultarlo). Debajo de estos, se encontraron los restos carbonizados y las huellas de los horcones de los bohíos con los que cubrían las tumbas. Finalmente, debajo de estos carbones se encontraron las seis tumbas.
Se estableció un área de excavación en el interior del espacio circular y se excavaron 100 m2 hasta una profundidad de 50 cm en donde se encontraron dos capas de rellenos (con los que posiblemente habían cubierto el cementerio para ocultarlo). Debajo de estos, se encontraron los restos carbonizados y las huellas de los horcones de los bohíos con los que cubrían las tumbas. Finalmente, debajo de estos carbones se encontraron las seis tumbas.
4. Hallazgo (2009):
Se encontró el primer entierro.
Se encontró el primer entierro.
La Dra. Mayo explica que se excava muy despacio utilizando pequeñas herramientas de madera, palaustres y brochas. "A medida que va avanzando la excavación vamos registrando cada osamenta y artefacto con una estación total. El resultado final es un mapa en que se muestra la ubicación de cada elemento. Después, se le da un número de registro y se incluye en un inventario. La información de contexto y número de registro se copia en una etiqueta. Se toma una foto y se recoge la pieza que se guarda con su etiqueta". Asimismo, la arqueóloga enfatiza que con ellos hay siempre un inspector de la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico que igualmente lleva un registro de lo encontrado. Cabe resaltar que parte de los equipos y el espacio de laboratorio para desarrollar estos trabajos fue ofrecido por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. La riqueza de El Caño, un viaje a nuestras raíces indígenas Más importante que la cantidad de utensilios en oro, cobre y piedras preciosas y semipreciosas que se encontraron en el último hallazgo de El Caño, es la información de contexto que nos brinda este lugar y sus piezas sobre cómo era la estructura social de nuestros antepasados indígenas.
En las tumbas se encontraron una vasta cantidad de piezas de oro como percheros, orejeras, brazaletes, colgantes, collares y espinilleras.
Asimismo, la arqueóloga enfatiza que con ellos hay siempre un inspector de la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico que igualmente lleva un registro de lo encontrado. Cabe resaltar que parte de los equipos y el espacio de laboratorio para desarrollar estos trabajos fue ofrecido por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.
La riqueza de El Caño, un viaje a nuestras raíces indígenas
Más importante que la cantidad de utensilios en oro, cobre y piedras preciosas y semipreciosas que se encontraron en el último hallazgo de El Caño, es la información de contexto que nos brinda este lugar y sus piezas sobre cómo era la estructura social de nuestros antepasados indígenas.
Según Mayo, la mayoría de las piezas arqueológicas que se exhiben en Colombia, Costa Rica, España o en Estados Unidos no tienen esta información. Refiriéndose a las piezas de El Caño, la Dra. Mayo dice que "el análisis de los materiales no solo nos da información sobre la naturaleza del intercambio sino también nos permite llegar a determinar con qué técnicas y tecnología fueron fabricados y, por ende, qué tan desarrolladas estaban sus industrias. Además, nos dicen quiénes eran cada una de las personas enterradas en las tumbas, cuáles eran sus roles, categorías sociales y estatus".
Los difuntos de alto rango eran vestidos y adornados con piezas de oro. Entre los 120 ajuares de oro y cobre hallados en las tumbas, se encontraron todo tipo de adornos. En esta foto se pueden apreciar las placas para las aljubas o camisas y las orejeras, encontradas dentro de un paquete asociado al individuo principal de la tumba T2.
Otro punto de gran envergadura es que gracias a este descubrimiento se supo que El Caño no es una extensión de Sitio Conte, en donde hace 70 años se halló la primera evidencia arqueológica con el descubrimiento de un cementerio. Las tumbas descubiertas en El Caño son coetáneas a las encontradas en este primer complejo funerario. Los sitios se encuentran a tan solo 2.5 kilómetros de distancia el uno del otro y los alineamientos que llevaban de Sitio Conte a El Caño daban a entender que, como explica Mayo, "ambos lugares eran componentes diferentes de un mismo complejo ceremonial y funerario de grandes dimensiones". Sin embargo, el hallazgo de El Caño liderado por la Dra. Mayo demostró que El Caño es igualmente un centro ceremonial, pero independiente de Sitio Conte y que, pese a su cercanía y su similitud de patrón funerario, son dos cementerios separados, pero que funcionaron al mismo tiempo.
De acuerdo a la arqueóloga panameña, la existencia de estos dos cementerios de élite está cambiando nuestra perspectiva sobre la extensión y complejidad de la jefatura a la cual representan. "Este descubrimiento implica el tener una segunda oportunidad para excavar, con un equipo de investigadores liderados por dos científicos panameños, usando técnicas y métodos de investigación más modernos que aquellos usados en Sitio Conte, un importante cementerio rico en información", comenta y añade que El Caño es "una pequeña caja de sorpresas y el rincón del país con mayor concentración de datos sobre jefaturas de la región", finaliza.
Esta vasija efigie fue una de las vasijas precolombinas halladas en las tumbas y representa a uno de los individuos enterrado en la tumba T2. Sus diseños en el rostro y los brazos son tatuajes que expresan su estatus o rango.
Cronología de las excavaciones y hallazgos de El Caño
Esta no es la primera vez que exploran y excavan El Caño:
Los descubrimientos realizados en El Caño nos llenan de optimismo, nos indican la importancia que se le debe dar a la arqueología en Panamá y nos enorgullecen, puesto que se han realizado bajo los más estrictos parámetros de calidad, utilizando técnicas que han permitido la recuperación de valiosos datos.
Un vistazo a la arqueología en Panamá El descubrimiento en El Caño es una verdadera revelación y un indicativo del valor que se le debe dar a la arqueología en Panamá. Desafortunadamente, según Cooke, encargado de conducir diversas investigaciones desde 1969 en Gran Coclé y de encabezar proyectos como el del Cerro Juan Díaz y Sitio Conte, Panamá tiene una gran desventaja en relación a países como Colombia y Costa Rica con respecto a la arqueología académica.
Para el Dr. Cooke, el hallazgo de El Caño tiene características muy especiales que hasta el momento no se han encontrado en otra parte de esa región panameña y aplaude la excelente labor que realizó la arqueóloga Mayo. "En lo cultural y en lo cronológico, los hallazgos recientes en El Caño son muy parecidos a los de Sitio Conte. Sin embargo, las técnicas de campo empleadas por el equipo de la Dra. Mayo son más finas lo que ha permitido la recuperación de una mayor variedad y mejor calidad de datos referentes a una sociedad cacical", explica Cooke. Para él, la planificación de la Dra. Mayo fue impecable desde el inicio del proyecto hasta la etapa de análisis.
Este exitoso acontecimiento no solo demuestra la importancia que se le debe dar a la arqueología en Panamá, sino que también, como lo expresa Mayo, puede y debe servir de motor de desarrollo además de otras actividades, tales como la difusión y divulgación científica, conservación, educación y desarrollo económico y social de su entorno.
La Fundación El Caño se encuentra en busca tanto de entidades interesadas en crear un patronato que administre el Parque Arqueológico así como de fondos para sus programas. Otro de sus objetivos es construir en El Caño un centro de interpretación para el interés, la formación y educación de estudiantes y visitantes.
Tipo de piezas encontradas en este halazgo de El Caño
¿Sabía usted que...?
A raíz del hallazgo en El Caño, se creó la Fundación El Caño con el fin de trabajar en pro de la conservación del patrimonio arqueológico de Panamá y difundir su investigación científica.
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- Créditos: Las piezas son cortesía de la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico (DNPH) y el Instituto Nacional de Cultura (INAC). El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés) brinda cooperación, asesoría y asistencia con equipos y espacio en sus laboratorios. La doctora Julia Mayo es directora del Proyecto Arqueológico El Caño, presidenta de la Fundación El Caño, investigadora asociada del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y Explorer de la National Geographic Society
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