La moneda, un áureo que lleva el nombre de Esponanio y su cara en perfil, fue encontrada hace más de 300 años en Transilvania, un remoto puesto fronterizo del entonces vasto Imperio Romano.
En su momento se creyó que era falsa y fue guardada en el armario de un museo.
Pero ahora, los científicos afirman que señales de rasguños visibles bajo el microscopio son pruebas de que la moneda estuvo en circulación hace unos 2.000 años.